Para asumir la responsabilidad que hace que triunfes en la vida, debes:
(1) Reconocer que para obtener éxito necesitas practicar la auto-disciplina.
Cada vez que no hagas lo que no deberías hacer y comiences a hacer lo que deberías, estás aumentando tu capacidad de ser responsable y las recompensas que esto conlleva.
(2) Terminar lo que empieces.
Hay dos categorías de personas: las que hacen cosas y las que podrían hacerlas. La gente responsable las lleva a cabo, y así es cómo los demás los evalúan.
(3) No esperar que otros lo hagan por ti.
Pablo escribió: “…cada uno cargará con su propia responsabilidad” (Gálatas 6:5).
Dirigiendo la palabra a estudiantes de la universidad de Carolina del Sur (EE.UU.), el juez supremo Alexander Saunders dijo: “Que te den mucha responsabilidad, no presupone que otra persona vaya a llevar las cargas más grandes, que otra persona dé constancia de las principales condenas, que otra persona haga propaganda por ti, que se ocupe de los pobres, que visite a los enfermos, que proteja los derechos civiles, que implemente la ley, que transmita valores y que defienda la libertad, no.
Lo que tú no valores, no será valorado, lo que tú no recuerdes, no será recordado, lo que tú no cambies, no será cambiado, lo que tú no hagas, no se hará. Si quieres,... intenta crear una sociedad cuyos capitalistas tengan poca ansia de ganar dinero. No es una cuestión de saber qué hacer, sino de tener la voluntad de hacerlo”.
Algunas veces no nos responsabilizamos porque creemos que otros están más cualificados. No es eso, los que hacen la diferencia en la vida no la hacen porque estén mejor cualificados, sino porque decidieron intentar hacer algo. Además, Dios no llama a los capacitados, ¡Él capacita a los que son llamados!
CADA UNO SEGÚN EL DON QUE HA RECIBIDO, MINÍSTRELO A LOS OTROS…(1 Pedro 4:10)
Cuando tomes una decisión seria y la hagas, te convertirás en una persona más responsable. Los que tienen éxito no culpan a otros, se hacen responsables de sus acciones y de sus actitudes. Ellos muestran la capacidad de responder con habilidad para escoger la respuesta correcta, sin importar la situación que afrontan. En cada ocasión, la responsabilidad conlleva saber elegir, y sólo tú puedes hacerlo. Si ser responsable nunca ha sido uno de tus puntos fuertes, empieza a serlo poco a poco. No puedes comenzar desde ninguna otra situación que desde aquélla en la que te encuentres ahora mismo.
¿Qué áreas de responsabilidad son las más difíciles para ti?
(1) ¿Dar continuación, asumiendo responsabilidad para terminar lo que hayas empezado?
Si tienes la tendencia a “tirar la toalla”, ponte unos objetivos iniciales más bien pequeños. Empieza por las áreas que más te importan y luego, con algunas victorias “debajo del brazo”, comienza a abordar otros campos de acción.
(2) ¿Encargarte de los asuntos pequeños?
¿Cada cuánto tiempo olvidas, a propósito, hacer las cosas pequeñas?, las cuales son grandes para los demás, como por ejemplo: olvidar aniversarios y cumpleaños, no fregar los platos, no sacar la basura, no ir a ver a tu hijo cuando juegue un partido de fútbol o no pasarlo bien con él, etc. Dice el Señor: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre…” (Mateo 5:16).
(3) ¿Dar un paso adelante sin esperar que otro lo haga por ti?
Muchos de nosotros estamos ante una decisión difícil y seguimos aplazándola. ¿Cuál es la tuya? ¿Por qué no actúas? Apunta tus motivos para que comprendas claramente cuáles son. Ahora escribe las ventajas de tomar una decisión. Una vez que sepas en tu corazón lo que debes hacer, pídele a Dios que te dé fuerzas, realízalo y mantente fiel a ello. Esto es tener responsabilidad personal.
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