Un aspecto muy importante en toda relación de pareja es la sexualidad. Junto con el romanticismo, es el componente que le da un carácter específico a la relación de pareja, y que la diferencia de otras relaciones humanas.
La sexualidad y el placer sexual formaron parte de un diseño divino que, como todo lo que Dios hace, refleja su carácter y su imagen.
No obstante, como todas las cosas que hace Satanás para contrariar el gobierno de Dios y los principios de su Reino, el sexo ha sido pervertido por el pecado. En vez de estar solo al servicio de la expresión del amor verdadero, se ha transformado en un fin en sí mismo, y a través de la historia, se lo ha utilizado para expresar las más bajas pasiones y desviaciones humanas: promiscuidad, adulterio, homosexualidad, pornografía, incesto, pedofilia, abuso, violaciones, bestialismo, etc.
No te sumes a quienes han brutalizado el sexo y lo cambiaron en un instrumento de propia gratificación egoísta. Identifícate con el plan de Dios y disfruta con tu pareja amada de ese sello de vuestro amor y compromiso que han hecho ante Dios: “Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud, como cierva amada y graciosa gacela, sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre” (Proverbios 5:18, 19).
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