sábado, 1 de agosto de 2015

Tu mejor entorno, tu mayor influencia

Hay amigos que llevan a la ruina, y hay amigos más fieles que un hermano. Proverbios 18:24 (NVI)
La definición de amistad que Wikipedia da es... una relación afectiva entre dos o más personas. La amistad es una de las relaciones interpersonales más comunes que la mayoría de las personas tiene en la vida. Se da en distintas etapas de la vida, y con diferentes grados de importancia y trascendencia. Nace cuando las personas encuentran inquietudes y sentimientos comunes. Hay amistades que nacen a los pocos minutos de relacionarse y otras que tardan años en hacerlo.
En la Biblia podemos encontrar un aspecto positivo de la amistad: fortalece el ánimo, “El perfume y el incienso alegran el corazón; la dulzura de la amistad fortalece el ánimo.” Proverbios 27:9 (NVI) Seguro que en algún momento de tu vida has recibido ayuda de un amigo y puedes corroborar este pasaje de las escrituras.
Una característica importante de un buen amigo es que te ayuda a desarrollar lo mejor de ti, te motiva a emprender nuevos retos, y también te lleva por caminos que te convienen, ayudándote así a tu superación. Pero tampoco podemos negar que hay otro tipo de “amigos”, los que son de mala influencia, quienes hacen que seas improductivo, rebelde y que tomes actitudes negativas con tu familia, quienes en vez de dirigirte a que perdones la ofensa de otro, te inducen a vengarte. No en vano Proverbios 13:20 (NTV) advierte “Camina con sabios y te harás sabio; júntate con necios y te meterás en dificultades.”
Recuerdo que de adolescente actué de mala manera con una amiga. Debíamos salir junto con otras amigas. La llamé por teléfono pero a ella no le dio permiso su hermana, así que le “aconsejé” que de todas formas saliera. ¡Animé a mi amiga a que se revelase! Gracias a Dios que mi hermana mayor escuchó mi conversación y me regañó, así que no le volví a dar ese tipo de “consejos”.

Tener amigos es importante pues ellos hacen que la vida sea mejor; sin embargo, no todos los amigos son para bien, sino que al contrario, algunos se vuelven piedra de tropiezo.
Primero evalúate si eres un modelo a seguir y después analiza a las personas que influyen en ti. ¿Estás y están ayudándote a ser mejor hijo/a, cristiano, cónyuge, profesional, o estás y te están apartando de lo bueno? Pues, de una u otra manera, somos el resultado de las personas con las que más nos relacionamos y que son de influencia.
Esto no quiere decir que debamos encerrarnos en nosotros mismos; sí, pero con otro objetivo, que trabajes en ti mismo para ser lo mejor posible poniendo a Dios en primer lugar y como tu total influencia, pues Él te ayudará a ser la mejor persona que hayas conocido y así darás lo que recibiste a otros que lo necesitan.

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