lunes, 25 de mayo de 2015

El hombre que tenía mucho

Era una familia ni rica ni pobre. Vivían en una pequeña casa de campo de Ohio. Una noche se sentaron juntos para cenar y alguien llamó a la puerta. El padre se acercó a abrir.
Allí estaba un hombre viejo con la ropa desgajada, pantalones rotos y sin botones. Portaba una canasta llena de verduras, y le preguntó a la familia si querían comprarle algunas. Ellos aceptaron porque querían que se fuera rápido.
El hombre continuó llevando verduras cada semana a la familia, y con el paso del tiempo, la familia y el hombre viejo se hicieron amigos. Pronto se enteraron de que él era ciego y que tenía cataratas en los ojos. Pero era tan amigable que aprendieron a esperar ansiosamente sus visitas y a disfrutar de su compañía.
Un día, mientras entregaba las verduras, dijo:
– ¡Ayer tuve la bendición más grande! Encontré una canasta de ropa que alguien me dejó afuera de mi casa.
La familia, sabiendo que él necesitaba ropa, dijo:
-¡Qué maravilloso!
El hombre viejo y ciego, dijo:
– Lo más maravilloso es que encontré una familia que realmente necesitaba esa ropa.
Recuerda, la felicidad no depende de lo que eres o de lo que tienes.
Juan 10:10
yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

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