Como ejemplo, está Dalila, una mujer de la que se enamoró Sansón, un importante juez que gobernó a Israel durante 20 años. Sansón era conocido porque liberó a su pueblo después de haber estado 40 años esclavo de los filisteos. Era popular y respetado porque los protegía y los mantenía a salvo de sus enemigos; pero también era conocido y temido entre los pueblos vecinos, especialmente entre los filisteos, por haberlos derrotado y dado muerte a muchos de ellos. Todos los que lo conocían, amigos y enemigos, sabían que era un hombre clave para la región. Para unos su vida significaba seguridad, para otros, destrucción.
Este hombre, tan importante y primordial en la vida de la antigua Palestina, demostró que a pesar de su fortaleza tenía una debilidad: su gusto por las mujeres. Esto era conocido por sus enemigos y le causó muchos problemas.
Sansón tenía una relación amorosa con Dalila y, aunque la Biblia no dice explícitamente qué o quién era ella, sí nos muestra que su interés en esa relación no era precisamente el amor.
Dalila seducida por el dinero.
Una vez que se establece una estrecha relación entre Sansón y Dalila, ella tiene una inesperada visita: cinco ilustres príncipes filisteos que le hacen una atrevida propuesta: "Seduce a Sansón para que te diga cómo lo podemos vencer." “Persuádelo, y ve dónde está su gran fuerza, y cómo podríamos dominarlo para atarlo y castigarlo. Entonces cada uno de nosotros te dará mil cien piezas de plata”, Jueces 16:5. Aunque las Escrituras no nos dan todos los detalles de este acuerdo, sabemos que ella aceptó.
¿Cuál era la reputación de Dalila por la que se atrevieron a hacerle semejante propuesta? ¿Por qué no enviaron delegados? ¿Tanto dinero? ¿Por qué no la amenazaron como a la primera esposa de Sansón? ¿Necesitaban una aliada de confianza? Lo único que sabemos es que este plan cumplió su objetivo, y el corazón de Dalila no pudo resistir el cuantioso soborno.
¿Qué importancia tiene el dinero y las posesiones para ti? ¿Harías lo que fuera para conseguir lo que quieres, aún menoscabando la honra de tu marido? ¿Qué estás reflejando como mujer y como esposa? ¿Se atreverían otros a hacerte propuestas indecentes?
Dalila persevera en su maldad.
Sansón subestimó el comportamiento de Dalila, distrayéndola con falsa información y tratando de satisfacer su curiosidad femenina, porque él confiaba en su amor.
Primer intento: Rogándole en su aposento, le dijo atrevidamente: “Te ruego que me declares dónde está tu gran fuerza y cómo se te puede atar para castigarte”, Jueces 16:6. Pero Sansón le respondió haciéndole creer que solo había una manera mágica de atarlo para que pudiera ser inhabilitado.
Segundo intento: Rogó una vez más, culpándolo: “He aquí tú me has engañado, y me has dicho mentiras; descúbreme, pues, ahora, te ruego, cómo podrás ser atado”, Jueces 16:10, y nuevamente recibió una respuesta engañosa.
Tercer intento: Manipula a Sansón con sus sentimientos heridos, hace un drama de su engaño: “Y Dalila dijo a Sansón: Hasta ahora me engañas, y tratas conmigo con mentiras. Descúbreme, pues, ahora, cómo podrás ser atado” Jueces 16:13.
¿Eres experta en presionar a base de palabras y hacer dramas para obtener tus deseos egoístas? ¿Eres persistente para fines superfluos?, ¿usas la misma constancia para conservar tu matrimonio o para ser una mejor ayuda, idónea?
Dalila destruye al líder.
Dalila, irritada por no haber conseguido lo que quería, le reclama una y otra vez su lealtad. Irónicamente, ella le exige lo que no está dispuesta a dar: una entrega total, una verdadera demostración de amor respetando su liderazgo. “¿Cómo dices: Yo te amo, cuando tu corazón no está conmigo? Ya me has engañado tres veces, y no me has descubierto aún en qué consiste tu gran fuerza” Jueces 16:15.
Fue tal la persistencia, el acoso y la presión de Dalila, que llevó a su líder amante a “mortal angustia”, por tener que escoger entre serle fiel a Dios o a su hermosa mujer. “Y aconteció que, presionándole ella cada día con sus palabras e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia” Jueces 16:16
A tal extremo llegó la insistencia que Sansón decidió “descubrirle su corazón”. Como no soportaba más su fastidiosa e impertinente terquedad, violó la confidencialidad de su voto: "Le descubrió, pues, todo su corazón, y le dijo: Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de mí, y me debilitaré y seré como todos los hombres." Jueces 16:17.
Aunque Dalila no fue la única responsable del ocaso de este líder, fue el personaje más importante en las manos de los enemigos de Sansón. Ambiciosa, inescrupulosa, manipuladora, egoísta, persistente, dura de corazón, libertina, sagaz, traicionera, infiel, engañosa,... usó sus encantos para seducir, manipular y destruir un hombre de Dios.
¿Mis caprichos están llevando a mi esposo a la ruina espiritual y económica? ¿Cuál es mi comportamiento cuando quiero obtener algo de él, lo llevo a mortal angustia, obligándolo a tomar decisiones que lo desacrediten y lo desmoralicen? ¿Cómo son mis palabras, lo levantan o lo destruyen? ¿Traiciono la confianza de mi esposo contando a otros sus secretos? ¿Estoy siendo un instrumento para fortalecer el liderazgo de mi esposo?
Esta historia de la Biblia nos muestra un corazón femenino, debilitado por los mismos deseos pecaminosos que están en cada una de nosotras. Dalila ilustra la vida de muchas mujeres que, de manera egoísta, han pensado en su propio beneficio sin pensar en las trágicas consecuencias para otros. Puede que no tengamos por esposo a un presidente, un general o a un insigne juez, sino que solamente sea el líder de nuestro hogar, pero si solo pensamos en sacar ventaja o ganancia en todo lo que hagamos, (las compras, las inversiones, la crianza de los hijos, los viajes, las labores en casa, nuestra vestimenta, los alimentos, los horarios de descanso, el trabajo) presionando, obligando y manipulando con lágrimas, reproches, o negándole la sexualidad, destruiremos su liderazgo volviéndolo apagado, indeciso, desconfiado, violento e infiel. “Porque a causa de la mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de pan; pero la mujer adúltera caza la preciosa alma del varón”. Proverbios 6:26.
Nuestra responsabilidad es reconocer nuestro pecado, mortificarlo y buscar a quien puede cambiar nuestro malvado corazón, a Jesucristo, quien nos enseñará lo que es el amor verdadero. “El amor…no hace nada indebido, no busca lo suyo”, 1 Corintios 13:5. Oremos al Espíritu Santo para que guarde nuestro corazón y nos dé sabiduría en nuestra labor para ser ayuda idónea, siendo instrumentos en manos de nuestro Dios para realzar, fortalecer y construir el liderazgo en nuestros esposos.
“Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.” Proverbios 31:30
“El corazón de su marido está en ella confiado…Le da ella bien y no mal todos los días de su vida”, Proverbios 31: 11 y 12.
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