Satanás, a quien la Biblia llama “el príncipe de este mundo”, hace todo y más para desviar a los hombres de las preguntas fundamentales que cada persona debe hacerse. Para alcanzar su objetivo nos incita a desear cada vez más, dinero, éxito social… La Biblia también lo llama “padre de mentira” (Juan 8:44). Pero Jesús declara: “¿Qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo?” (Lucas 9:25).
Todavía hoy, Jesús se dirige a nuestro corazón y a nuestra conciencia. Él es la única respuesta a nuestras aspiraciones más profundas. Al que cree en Él, en su muerte expiatoria en la cruz, Jesús le da la paz, la felicidad, la seguridad de la vida eterna y el gozo, independientemente de cuáles sean las circunstancias.
Pablo dijo: “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo” (Filipenses 3:7-8). ¡Ésta es la verdadera ganancia, la verdadera riqueza!
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