
Es necesario que entendamos que solo bajo esa sumisión a Dios, en esa actitud de apertura a Dios, tendremos el terreno abonado para que Él nos forme, nos eduque, nos moldee a través del conocimiento de su Palabra, para que entendamos que nuestra capacidad proviene de Dios. 2 Corintios 3, 4-5. Porque Él así lo ha dicho: pondré mi ley en cada uno de ustedes, ¿pero como la pondrá si, por nuestra parte, no estudiamos la Palabra en profundidad, si nos quedamos solo con su emocionalidad, si no hay cambios de actitud, si no se da una reestructuración de nuestros pensamientos? Hebreos 8, 10 Tenemos que crecer en la gracia y el conocimiento de las cosas de Dios 2 Pedro 3,18, porque no podremos vivir lo que no sabemos, no podremos practicar y vivir espiritualmente, si la palabra del Señor no está metida en nuestro ser.
Y crecemos en gracia cuando nos apartamos del mal, de lo sucio, de lo inmundo, de lo perverso, y de ese culto fariseo a Dios en el que creemos que moviéndonos al ritmo de la música mundana, descenderá el Espíritu de Dios a nuestras vidas; falso; el espíritu de Dios se mueve cuando nos apartamos del mal y la mentira. 2 Timoteo 2,19 Alejados del mal y llenos del Espíritu Santo tendremos el coraje para pelear la buena batalle de la fe, 1 Timoteo, 6,11. Y desde allí, querido hermano y hermana, solo desde allí podremos ser hacedores de la palabra, Cristos vivos, templos que deambulan por el mundo atrayendo como un imán a todos los que han de ser salvos. Santiago 1,22.
Y cuando hagamos todo esto se cumplirá el propósito de Dios en nuestras vidas, cual es, el Ser Santos, Efesios 1;4. Porque tú y yo sabemos que sin santidad nadie verá al Señor Hebreos 12,14.
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