lunes, 7 de diciembre de 2015

Sencillamente, Hablar con Dios

La oración es una de las áreas que peor se interpretan en la relación del hombre con Dios. Mucha gente tiene la idea, porque han crecido con una cierta educación religiosa, de que la oración tiene que ser formal, callada y aburrida, y que solo se puede hacer de rodillas o en una iglesia. Pero esta idea está equivocada.
La oración es la comunicación que existe entre usted y Dios; sencillamente es ¡usted hablando con Dios y Dios con usted! Es como si usted estuviera hablando con otra persona; no hay diferencia, excepto que Él no es cualquier otra persona, quien probablemente no podría ayudarle. ¡Él es Dios! ¡Es con Dios mismo con quien usted habla!
Vamos a ver: si usted tuviera la oportunidad de hablar con alguien que tiene la respuesta para cada problema en el mundo; alguien que es el dueño de cada recurso en el mundo; que ha vivido más que nadie en este mundo, y que le ama más que nadie en este mundo, ¿usted hablaría con esa persona? Por supuesto que usted tomaría esa oportunidad, pero esto es aún mejor. Cuando usted habla con Él, puede tener la plena confianza de que Él nunca va a revelar sus secretos a nadie, y que Él siempre tiene una respuesta. Y lo mejor de todo es que cuando Su respuesta no es suficiente para usted, Él le va a abrazar. Cuando usted tiene dolor, Él nunca le va abandonar, siempre va a estar allí. Usted puede hablar con Dios de día y de noche, Él le escuchará siempre.
No haga de la oración una práctica religiosa o rutinaria, porque es una preciosa comunicación entre usted y el Señor que lo ama. Disfrute sabiendo que Jesús está siempre esperando para oírle.
Sienta su presencia allí con usted en este momento. Tome un momento para hablar con Dios ahora mismo. Siéntase libre de pasar en oración el tiempo que sea necesario en el área que más necesite. ¡Deléitese usted hablando con Dios!

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