“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” Isaías 41:10
“1 Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
2 Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar;
3 Aunque bramen y se turben sus aguas, Y tiemblen los montes a causa de su braveza.” Salmo 46:1-3
2 Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar;
3 Aunque bramen y se turben sus aguas, Y tiemblen los montes a causa de su braveza.” Salmo 46:1-3
Si escuchas la sabiduría que de Él habita en ti, sabrás sin duda, las decisiones vitales que debes tomar, y cuál debe ser tu camino. Y ese camino, que no es otro que el de la Verdad y el Amor de Dios, siempre te llevará a buen puerto. A veces, el trayecto puede parecer largo, otras veces se resuelve un momento después, pero pase lo que pase, no debes desfallecer en tu entrega y plena confianza en que Dios todo lo resolverá con misericordia y fidelidad. En su compañía tienes la garantía del cumplimiento del bien en tu vida, porque Dios es justo y generoso.
El Señor aporta paz y armonía a nuestra casa y a nuestra vida, calma la mente, da sosiego, y así, nuestro cuerpo se siente mejor. Se abren los canales para que la salud llegue a ti y, en este estado de paz, tu mente no tomará decisiones influenciadas por otros que buscan su propio beneficio, sino que elegirás por ti mismo sin temor, el camino de luz en que deseas caminar, no el que alguien nos imponga por medio de miedos y falta de amor. Y en este estado, vas a poder comprobar cómo en tu trabajo o en tus estudios todo empieza a mejorar y a ser más fácil de llevar, tu familia va a vivir en una mayor armonía, y de manera natural y sin esfuerzo, te rodearás de personas con almas cristianas, ya que lo semejante atrae a lo semejante. Si deseas una sociedad justa, caritativa, bondadosa, donde se viva en hermandad y sin miedo, sé tú mismo el cambio que quieres en la sociedad entregándote por completo a Dios nuestro Señor.
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