domingo, 27 de diciembre de 2015

Hay descanso en sus brazos

Sentir la necesidad gratificante de un abrazo que dé un poco de consuelo a tu vida,... la necesidad de ese abrazo que aun sin palabras te hace ver que no estás solo, que las cosas tienen solución y que todo pronto pasará, es algo muy normal en todo ser humano, pues pasar por momentos y circunstancias difíciles lleva a que la necesidad de afecto, apoyo y comprensión crezca.
Es difícil y agotador estar viviendo una situación que no sabes cuando acabará, sin ni siquiera entender el por qué esta pasando, cómo las cosas se escaparon de control para transformarse en lo que hoy estás viviendo; sentirte incomprendido, solo, sin fuerzas y con la necesidad de tener a alguien cerca que te dé aliento y te contagie de las ganas de mantenerte de pie en la brecha.
No descubrimos nada nuevo al decir que una persona que es abrazada recibe un estímulo emocional. Un abrazo en cualquier circunstancia, y sobre todo si se necesita sentise bien, es realmente reconfortante; ahora imagínate sabiendo que Dios, a veces sin darnos cuenta, lo hace, nos abraza y nos rodea con sus brazos de amor; ni siquiera se necesitarían todos esos abrazos que dicen, con uno solo basta y sobra.
Puede que hoy hayas sentido la necesidad de un abrazo que te dé fuerza para continuar; y puede que alguien sin muchas palabras te haga ver que no estás solo y que te comprende, que te tome en sus brazos y te haga sentir querido; tal vez no hay esa persona ahora a tu lado, pero alguien que sabe exactamente lo que estás sintiendo es Dios, y te conoce tanto que ante la necesidad de un abrazo Él extiende sus cálidos brazos para ti, para que encuentres esa paz que estás buscando y para mostrarte que no estás solo; que te protege y te comprende en tu situación, que eres tan especial que sus brazos siempre estarán abiertos para ti.
Si hoy te ha faltado la fuerza, si hoy has sentido que no puedes continuar, si la dificultad o la incomprensión te han hecho sentir que estás solo y si la desesperación que sientes es tan grande que ni siquiera las palabras pueden cambiar tu ánimo, ve a los brazos de Dios. En sus brazos hay descanso, ahí se encuentra el escondite seguro donde nadie puede hacerte daño, donde todo se convierte en nada cuando eres tocado por su amor. Tal vez no necesites oír nada más que estas palabras que hoy te recuerda “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Mateo 11:28 (NVI)

¿Sientes hoy esa necesidad? ¡Prueba en sus brazos, en ellos siempre hay amor y descanso!

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