martes, 17 de noviembre de 2015

No pierdas la compasión…

Una buena amiga mía, llamada Cristina, tiene un don sorprendente que mucha gente olvida que lo tienen: el don de la compasión. ¿Por qué es un don? Porque ella se la da a otros.
Verán, Cristina alberga gatitos sin hogar. Ella sale a rescatar gatitos del bosque. Los cuida, se asegura de que estén saludables y les halla buenos hogares.
Una gatita muy especial llegó recientemente a su vida. Su nombre es Savannah. Cuando Cristina halló a Savannah no estaba en buenas condiciones. Estaba sucia, temerosa y enferma. Como a todos los nuevos gatitos, Cristina, la llevó a su casa, la limpió y alimentó. Una vez que alcanzan el kilogramo de peso, los lleva al veterinario en donde son examinados y vacunados. Recuerdo bien aquel día. Cristina había llamado, me dijo que fue al veterinario, y que con tristeza, descubrió que Savannah había resultado positiva con FIV. Es una enfermedad exclusiva para los felinos, similar al SIDA.
No encontrándose mejor que el día en que Cristina la halló, Savannah había dejado de comer y comenzó a perder mucho peso. Se le podían ver los huesos a través de su delgada piel. Finalmente dejó de caminar y comer del todo. Muchos considerarían esta batalla como perdida. Pero la realidad es que Cristina invertía noches enteras cargando a Savannah, simplemente intentando hacerla sentir mejor, pero Cristina estaba cada vez más apenada. Lloraba, preocupada por Savannah. La idea de que perdiera su vida despedazaba a Cristina.
Muchos, en el mundo, ven en el FIV una sentencia de muerte. No se espera que los gatitos con FIV sobrevivan, y los que lo hacen suelen necesitar cuidados especiales. Debido a que el FIV es fácil de contagiar cuando los gatitos juegan, Savannah tenía que ser mantenida separada de los demás gatitos. Por eso Cristina era la única amiga que había llegado a conocer. Pero Cristina, aunque triste y dolida, nunca se rindió. Una mañana se levantó temprano y comenzó a buscar información en Internet. Tras buscar un poco, halló que había algo de esperanza para Savannah. Con una medicina especial y cuidados, descubrió que Savannah podría tener una oportunidad de mejorar y vivir una vida saludable. Hizo muchas llamadas intentando obtener la medicina, sin importarle el coste. Y finalmente encontró un albergue que le administraría la medicina sin coste alguno. Comenzó a dársela a Savannah y a introducirle fluidos con una aguja hipodérmica.
En poco tiempo, Savannah comenzó a ganar un poco de peso y a caminar de nuevo. No pasó mucho tiempo antes de que se levantara y jugase. Una noche Cristina trajo a Savannah a jugar. Nunca olvidaré la mirada en los ojos de Cristina, y la sensación de jugar con una gatita que muchos habían dado por muerta. Fue una experiencia realmente conmovedora.
Savannah acaba de ser examinada nuevamente. Esta vez el examen resultó negativo para FIV. Muchas veces, las madres les pasan a sus gatitos esta enfermedad y, en algunos casos, los gatitos pueden librarse con el tiempo. Savannah era ahora una gatita juguetona y saludable, con una vida para disfrutar que quizá, de no ser por Cristina, nunca hubiera conocido.
No hay ninguna duda en mi mente, que Savannah tendrá una mejor vida debido a Cristina. También sé que Cristina misma, tendrá una mayor vida debido a Savannah. He leído muchas historias parecidas a esta, pero la que acabo de relatarles, quedará conmigo para siempre. Me recuerda que el amor y la compasión hacen la diferencia, y que nunca debemos rendirnos cuando creemos en alguien o algo.
Hoy Savannah estará yendo al veterinario para sus exámenes rutinarios. En una semana o dos estará lista para una adopción, y esperamos una familia a la que pueda impactar con amor y compasión.
Cuando perdemos la compasión dejamos de parecernos a Dios, porque Dios es compasivo con su pueblo cada mañana.
Porque Él dice a Moisés: TENDRÉ MISERICORDIA DEL QUE YO TENGA MISERICORDIA, Y TENDRÉ COMPASIÓN DEL QUE YO TENGA COMPASIÓN. Romanos 9:15.
Y el Señor le respondió: Voy a darte pruebas de mi bondad, y te daré a conocer mi nombre. Y verás que tengo clemencia de quien quiero tenerla, y soy compasivo con quien quiero serlo. Éxodo 33:19.

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