… yo soy en el Padre, y el Padre en mí… (Juan 14:10).
Un grupo de una iglesia invitó a un orador, y el líder de la misma le dijo: -Hable de Dios, pero no mencione a Jesús.
-¿Por qué?, preguntó el hombre, sorprendido.
-Bueno, es que algunos de nuestros miembros destacados se sienten incómodos con eso. Mencione solamente a Dios y saldrá todo bien.
Sin embargo, como al predicador le resultaba problemático aceptar tales instrucciones, respondió: -Sin Jesús, no hay mensaje.
Algo parecido se les pidió a los seguidores de Jesús en los inicios de la Iglesia. Los líderes religiosos se reunieron para advertir a los discípulos que no hablaran de Jesús (Hechos 4:17), pero ellos respondieron con convicción: "no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído" (verso 20).
Afirmar creer en Dios y no en su Hijo Jesucristo es una contradicción. En Juan 10:30, Jesús describe claramente, la relación singular que existe entre Él y su Padre: Yo y el Padre uno somos, lo cual confirma su deidad. Por eso pudo decir: creéis en Dios, creed también en mí (Juan 14:1). Pablo sabía que Jesús es Dios e igual con Él (Filipenses 2:6).
No debemos avergonzarnos del nombre Jesús, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. (Hechos 4:12).
Jesús, ayúdanos a contarles a los demás que te conocemos y sobre todo, nuestra experiencia contigo.
-¿Por qué?, preguntó el hombre, sorprendido.
-Bueno, es que algunos de nuestros miembros destacados se sienten incómodos con eso. Mencione solamente a Dios y saldrá todo bien.
Sin embargo, como al predicador le resultaba problemático aceptar tales instrucciones, respondió: -Sin Jesús, no hay mensaje.
Algo parecido se les pidió a los seguidores de Jesús en los inicios de la Iglesia. Los líderes religiosos se reunieron para advertir a los discípulos que no hablaran de Jesús (Hechos 4:17), pero ellos respondieron con convicción: "no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído" (verso 20).
Afirmar creer en Dios y no en su Hijo Jesucristo es una contradicción. En Juan 10:30, Jesús describe claramente, la relación singular que existe entre Él y su Padre: Yo y el Padre uno somos, lo cual confirma su deidad. Por eso pudo decir: creéis en Dios, creed también en mí (Juan 14:1). Pablo sabía que Jesús es Dios e igual con Él (Filipenses 2:6).
No debemos avergonzarnos del nombre Jesús, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. (Hechos 4:12).
Jesús, ayúdanos a contarles a los demás que te conocemos y sobre todo, nuestra experiencia contigo.
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