martes, 3 de noviembre de 2015

Majestad


Majestad, te adoro Majestad; 
doy a Cristo toda gloria, honra y honor. 
Majestad, reino y autoridad, 
fluye del trono hacia su pueblo, 
a Él cantad. 
Exaltad y proclamad el nombre de Cristo, 
adorad, glorificad a Cristo el Rey. 
Majestad, te adoro Majestad, 
Aquel que murió y resucitó, 
Él es el Rey.

Hermoso y solemne este cántico. Especial para momentos de adoración íntima ante el Señor; como pueblo suyo; hermoso cántico para un tiempo como la Santa Cena. 
Si  lo adoramos, si reconocemos su inigualable majestad es porque Él se ha acercado a nosotros (1 Juan 4:19). No es ningún mérito por nuestra parte reconocer que todo viene de Él, es solamente gratitud, y gratitud es lo mínimo que podemos hacer. “Gracias” es la palabra más aproximada que tenemos, para expresarle a Dios lo que nuestros corazones transformados sienten por su gran e inmenso amor. 
Dios es Rey de reyes y Señor de señores, por eso exaltamos y proclamamos su nombre, porque en su nombre hay redención. ¿Eres súbdito en el reino de Dios?

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