domingo, 4 de octubre de 2015

Majestad


Majestad, te adoro Majestad; 
doy a Cristo toda gloria, honra y honor. 
Majestad, reino y autoridad, 
fluye del trono hacia su pueblo, 
a Él cantad. 
Exaltad y proclamad el nombre de Cristo, 
adorad, glorificad a Cristo el Rey. 
Majestad, te adoro Majestad, 
Aquel que murió y resucitó, 
Él es el Rey.

Hermoso y solemne cántico. Especial para momentos de adoración íntima delante del Señor como pueblo suyo; hermoso cántico para un tiempo como es la Santa Cena. Podemos adorarle, si reconocemos su inigualable majestad, porque Él se ha acercado a nosotros (1 Juan 4:19). No es ningún mérito por nuestra parte reconocer que todo viene de Él, es solamente gratitud y gratitud, es lo menos que podemos hacer. Con frecuencia debemos decir “gracias”; es la palabra más aproximada que tenemos, para expresarle a Dios lo que nuestros corazones transformados sienten por su gran e inmenso amor. Dios es Rey de reyes y Señor de señores, por eso exaltamos y proclamamos su nombre, porque en su nombre hay redención. ¿Es el lector súbdito del reino de Dios?


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