“Es por medio de la fe que el justo tiene vida.”
Romanos 1:17
DIOS otorgó vida al hombre para que a su lado la disfrutase. Dado que, ya de por sí, el significado de Edén es deleite, la intención del Señor es enseñarle a sus hijos sabiduría, para que éstos entiendan la brevedad de sus vidas y vivan bien (Salmos 90:12). El Todopoderoso se revela a lo largo de las Escrituras como Salvador, Sanador y Proveedor, todo para dar descanso a los que confían en Él.
La vida en sí traerá aflicción, no obstante, al depositar nuestra fe en DIOS se puede tener paz y alegría. Los afanes y angustias roban la alegría del corazón, pero cuando se confía en el Señor y le entregamos nuestras cargas, Él se encarga de darnos descanso y, en el momento indicado, la solución para cada uno de nuestros problemas.
La Palabra de DIOS es verdad, no es cuestionable, y si en ella está escrito que por nada debemos afanarnos, sino que pongamos en oración todas nuestras cargas y problemas sobre DIOS, y que al hacerlo tendremos paz, no existe razón alguna por la cual debamos vivir afanados (Filipenses 4:6-7).
Cuando uno confía en DIOS se tiene alegría, pues el peso de las preocupaciones las lleva el Todopoderoso y no el creyente.La Palabra de DIOS es verdad, no es cuestionable, y si en ella está escrito que por nada debemos afanarnos, sino que pongamos en oración todas nuestras cargas y problemas sobre DIOS, y que al hacerlo tendremos paz, no existe razón alguna por la cual debamos vivir afanados (Filipenses 4:6-7).
En las Escrituras hay muchas promesas mediante las cuales el creyente puede tener un equipaje liviano en su vida.
En cuanto a salvación y santificación, la Palabra enseña que, sin importar qué pecado hayamos cometido, el Señor es fiel para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad (Juan 1:9). Si se tratase de sustento y provisión, nuestro DIOS ha prometido que Él nos sustentará hasta la vejez (Isaías 46:4), además de que nada le faltará al creyente (Salmos 23). Sin importar qué enfermedad nos ataque, la Palabra de DIOS promete que Jesucristo llevó toda enfermedad y dolencia en la Cruz para librarnos de ella (Isaías 53:4-5).
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