Si crees que se puede hacer en cualquier momento, no lo harás en ninguno. Mañana es el día más ocupado de la semana.
Muchas personas quieren y desean muchas cosas pero no se ponen en acción. Dicen: hoy no, mañana. Pero la realidad es que el mañana no llega nunca. La postergación es un asesino de sueños. Mucho de lo que ahora no has logrado se debe a que tú mismo has postergado tus sueños esperando que las circunstancias cambien. Mientras sigues esperando que la situación cambie sin tomar acción, estás desperdiciando tu vida, tus talentos y enterrando a tus sueños.
Si quieres que el mañana llegue debes ponerte hoy en acción, y hay cuatro cosas que debes hacer:
- Asegúrate de que tu sueño sea tu sueño. Si lo ves claro, puedes lograrlo. No se trata de tener un sueño por tenerlo, se trata del propósito para el cual fuiste formado. Se trata de poder tener y organizar una visión hasta convertirla en realidad, no importando el sacrificio que se tenga que pagar. ¿Es mi sueño? ¿Estoy dispuesto a pagar el precio? ¿En qué o en quién me voy a convertir?
- Sé intencional y establece una estrategia para llegar a cumplir tus sueños. Tienes que definir las actividades que debes hacer y también las que debes dejar de hacer. Saber cuáles son tus pasos reduce el miedo, la ansiedad y la incertidumbre. ¿Lo qué estoy haciendo me acerca a mis sueños? ¿De qué debo tener cuidado? ¿Qué debo mejorar? ¿Cuáles van a ser mis prioridades?
- Ten confianza en ti mismo. Dios ya ha confiado en ti dándote talentos y habilidades para el logro de tus sueños. Es tiempo de que te dejes de comparar con otros, ya que esa competencia con otros lo que hace es frustrarte, daña tu autoestima. Trata de competir contigo mismo y a los demás trátalos como de otro nivel al tuyo, ya que ellos también tienen sueños para dar al mundo. ¿Cómo es mi confianza? ¿Me estoy comparando conmigo mismo o con otros? ¿Cómo aumento mi confianza?
- Ten una persona para rendir cuentas de tus actos. La mayor razón por la que no tenemos personas a las cuales rendir cuentas, es que tenemos miedo de que nos exijan, tenemos miedo de mostrar nuestros defectos. Tenemos miedo a quedar mal con otros, pero el mayor miedo es no asumir la responsabilidad de nuestras acciones. Es más fácil culpar a otros o a las circunstancias, o excusarnos en nuestras carencias o debilidades que asumir la responsabilidad de lo que anhelamos. Necesitamos una persona a la cual rendir cuenta de nuestros sueños. ¿A quién le rindo cuentas? ¿Necesitaré un maestro, un adiestrador o un mentor? ¿Cómo voy a saber si mis acciones van a dar los resultados que busco?
Lograr realizar los sueños no es nada fácil, de hecho todos los sueños se han logrado en base al esfuerzo y al sacrificio de aquellos que dijeron: no voy a esperar a mañana, hoy voy a comenzar a construir mi sueño. ¿Dispuesto? ¿Cuándo vas a comenzar?
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