“Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían”.
Hechos 16:25
Estaban encarcelados pero no se sentían presos. Sus almas se encontraban en plena libertad.
Sus mentes meditaban solo en las grandezas de Dios.
Sabían que estaban allí con un propósito específico.
Por eso, mientras sentían la atadura de las cadenas, ellos cantaban hermosas melodías para Dios, y los demás prisioneros los escuchaban.
No estaban solos, Dios los acompañaba en medio de aquella celda.
Cuando la tierra tembló y se estremeció todo cuanto había en aquella cárcel, no huyeron ni se intimidaron. Testificaron de las grandezas de Dios con sus actos, permanecieron en total paz, control y seguridad, pues sabían en quién creían.
Sus alabanzas provocaron algo no solo en el mundo espiritual, sino también en el físico, pues aquel carcelero que se quería matar con su espada, recibió a Jesús en su corazón. Tal era la presencia de Dios en medio de aquella prisión, que se desató de forma maravillosa el poder sobrenatural de Dios.
Sus alabanzas provocaron algo no solo en el mundo espiritual, sino también en el físico, pues aquel carcelero que se quería matar con su espada, recibió a Jesús en su corazón. Tal era la presencia de Dios en medio de aquella prisión, que se desató de forma maravillosa el poder sobrenatural de Dios.
Y si tú le alabas, ¿has pensado en lo que podría producir tu alabanza?
No importa la enfermedad, el problema o circunstancia, tu alabanza tiene poder. Cuando lo alabas con sinceridad, desde lo profundo de tu corazón, hay liberación, pueden ocurrir milagros a tu alrededor. Puedes, sin darte cuenta, provocar un terremoto espiritual donde las cadenas que te oprimían sean rotas, donde la sanidad de tu alma y del espíritu puede ser alcanzada por otras vidas.
Si te encuentras pasando un momento difícil, ¡alábalo!
Adora a Dios por lo que es Él, el dueño de tu vida y de tu corazón. Aunque no veas nada a tu alrededor, aunque la respuesta que estás esperando parezca no llegar, alábalo, espera pacientemente en Él porque aunque parezca que se demora, llegará. Porque adorándole estás demostrando que lo amas, que tienes fe en Él y que confías en que Él sabe lo que es mejor para ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario