Esa búsqueda me llamó la atención, “Buscando amor”. Y pensé: ¿Qué busco yo en la vida? ¿Cómo lo busco? A veces queremos que las cosas sean al instante, ya, como en la informática; otras veces buscamos las cosas adelantando unos billetes de euro; otras las buscamos con un “soy fulanito de tal”. El caso es que todos en la vida buscamos algo; quien no busca nada jamás encontrará un tesoro. Pero volviendo a lo que me sirvió de punto de partida pensé: ¿cómo busco yo el amor?. Frecuentemente, el ser humano piensa que el amor es algo que hay que buscar y que se lo tienen que dar; muchas parejas rompen su matrimonio esgrimiendo el argumento de que “se nos acabó el amor”. Pero el amor, tal como lo describe el Creador del Amor, es entrega; cuando un matrimonio dice que “se acabó el amor”, lo que se acabaron son las ganas de entrega, de sacrificio, de dar lo mejor de sí al otro; es el argumento que dicen muchos que han confundido el genuino amor con algo que uno recibe, para encontrarse a gusto.
El amor no es algo que aparece cuando le damos a la tecla “Enter”: si fuera así, y si se hubiese bloqueado el ordenador, yo me habría quedado sin “amor”. El amor no es lo que te dan cuando vas a un determinado lugar a buscarlo; mal asunto si el amor se pudiese comprar con dinero, y el amor fuese así adulterado. El amor no es tener flores frescas todas las mañanas en tu jarrón; las floristerías no darían abasto. El amor no es seguirte siempre la corriente; muchos padres han mal criado a sus hijos consintiéndoles todo. El amor tampoco es un objetivo sino el camino.
Siempre me ha sorprendido que el amor todo lo sufra, todo lo cree, todo lo soporte; eso me habla de lágrimas, me habla de dolores, pero sobre todo me habla de victoria. Podemos buscar amor en muchas cosas o personas pero si no lo buscamos en Jesucristo estamos equivocando el camino. Ya sé que lo que digo es una reflexión “anti-sociedad moderna”, pero es lo que enseña la Biblia y es lo que realmente funciona, y no hay nada más actual que eso.
Nuestra sociedad lamentablemente, nos dice que el amor es lo que te dan los demás, y no tiene en cuenta que amor y entrega total son sinónimos; nuestra sociedad nos dice que el amor es pasarlo bien, cuando lo que enseña la Escritura es que el amor es también sufrir cuando llega el tiempo de sufrir, pues todo tiene su tiempo. Y posiblemente lo más patético, es que hoy en día se hable de amor cibernético, cuando la Biblia nos enseña que el amor o es real o es una falsa ilusión. Una mañana me puse a “buscar amor” y al final encontré que necesito entregarme más. ¡Valía la pena reflexionar!
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