lunes, 17 de agosto de 2015

Lo que tengo y lo que me falta

Los seres humanos nos caracterizamos más por nuestros deseos que por lo que poseemos, y no es que no tengamos nada, pero a veces actuamos como si así fuera, deseamos tanto tener ciertas cosas que olvidamos todo lo que tenemos.
El error no está en desear más de lo que ya tenemos, ¡eso es bueno! Lo que muchas veces nos hace equivocarnos es no valorar lo suficiente o quitarle importancia a lo que es nuestro presente, al pasar planeando todo el tiempo el futuro.
A veces es tanto nuestro empeño en conseguir las cosas, que sin darnos cuenta, nos perdemos los hermosos detalles de lo que ya tenemos, de lo que nos hace felices hoy.
Siempre es bueno soñar y planear lo que deseamos o esperamos cumplir, pero mejor es aprender a vivir feliz con lo que se tiene porque lo demás va llegando a su tiempo; vivir el presente sabiendo que el futuro está en manos de Dios; planeando, sí, pero no olvidando los logros ya alcanzados, todas esas necesidades que Dios ya ha suplido en la vida.
Si miras hacia atrás veras que quizá hayas perdido algo, y si miras al futuro te harán falta muchas cosas, pero si observas bien tu presente te darás cuenta de que tienes mucho más de lo que crees, y definitivamente, de eso es de lo que hay que ocuparse.
No esperes a perder tu presente pues es lo único que tienes hoy, dale el valor que merece, disfruta lo que tienes y a quien tienes contigo, y agradece a Dios por lo hay en tu vida. Él sabe lo que te hace falta, y siempre tiene una manera de sorprenderte.

A veces solo es necesario aprender a ser feliz con lo que tenemos para poder ser bendecidos con otras cosas; amar todo lo simple de la vida, para aprender a sobrellevar lo complicado.

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