lunes, 24 de agosto de 2015

La Mamá más mala del Mundo

Yo tuve la mamá más mala de todo el mundo. Mientras los niños no tenían que desayunar, yo tenía que comer cereales, huevos y pan tostado.
Cuando los demás tomaban refrescos gaseosos y dulces para el almuerzo, yo tenía que comer sándwiches y zumos.
Mi madre siempre insistía en saber donde estábamos. Parecía que estábamos encarcelados. Ella tenía que saber quiénes eran nuestros amigos.
Insistía en que si decíamos que íbamos a tardar una hora, solamente debíamos tardar una hora.
Me da vergüenza admitirlo, pero hasta tuvo el descaro de violar la ley contra el trabajo de los niños menores. Hizo que laváramos la ropa, hiciéramos camas, aprendiéramos a cocinar, y muchas cosas igualmente crueles.
Creo que se quedaba despierta por la noche pensando en las cosas que podría obligarnos a hacer. Siempre insistía en que dijéramos la verdad y solo la verdad.
Cuando llegamos a la adolescencia ya fue más sabia, pero nuestras vidas se hicieron aún más miserables, se volvió posesiva.
Nadie podía tocar el claxon para avisarnos de salir corriendo. Nos avergonzaba al máximo, obligando a nuestros amigos a llegar a la puerta de casa para preguntar por nosotros.
Mi madre fue un completo fracaso. Ninguno de nosotros ha sido arrestado, pero cada uno de mis hermanos ha servido a su patria, y ” ¿A QUIÉN DEBEMOS CULPAR DE NUESTRO TERRIBLE FUTURO? Tienen razón, a nuestra madre.
Fíjense en todo lo que nos hemos perdido. Nunca hemos podido participar en una demostración de lucha, ni actos violentos, y miles de cosas más que hicieron nuestros amigos.
Ello nos hizo convertirnos en adultos educados y honestos. Pues usando todo esto como ejemplo, estoy tratando de educar a mis hijos de la misma manera.
Verán, doy gracias a Dios por haberme dado “LA MAMÁ MÁS MALA DEL MUNDO”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario