Cuentan que un guía estaba mostrando la “Cueva del Mamuth” a un grupo de turistas, y cuando llegaron al lugar conocido con el nombre de “La Catedral”, el guía se subió a una roca llamada “El Púlpito” y anunció con una sonrisa, que iba a pronunciar “un sermón muy importante”. Sin embargo, lo único que dijo fue: “Manténganse agrupados cerca de mí”.
Poco después, los turistas pudieron darse cuenta de la importancia “del sermón” que les pronunció el guía, pues solo manteniéndose muy cerca de él, era posible evitar los múltiples peligros que se escondían en el interior de “La Cueva del Mamuth”.
Nuestra vida es igual que la cueva del relato, tiene senderos y peligros desconocidos para nosotros, que sólo pueden enfrentarse cerca del Guía.
Jesús es nuestro buen Pastor y Él conoce nuestra historia, nuestro presente y lo que nos depara el futuro. Si permanecemos muy cerca de nuestro Guía, podremos eludir los peligros que nos aguardan, recorreremos la vida por los mejores senderos y llegaremos al destino.
No debes emprender esa travesía solo, permite que Jesús guíe tu viaje y te muestre los caminos por los que debes andar. Escucha cuando te pida que te detengas para darte instrucciones, y síguelas con cuidado porque en Sus palabra hallarás vida.
“El Señor es mi pastor; tengo todo lo que necesito. En verdes prados me deja descansar; me conduce junto a arroyos tranquilos. Él renueva mis fuerzas. Me guía por sendas correctas, y así da honra a su nombre. Aun cuando yo pase por el valle más oscuro, no temeré, porque tú estás a mi lado. Tu vara y tu cayado me protegen y me confortan. Me preparas un banquete en presencia de mis enemigos. Me honras ungiendo mi cabeza con aceite. Mi copa se desborda de bendiciones. Ciertamente tu bondad y tu amor inagotable me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor viviré por siempre“. Salmos 23: 1-6 NTV.
Disfruta tu paso por esta vida; puedes admirar la belleza de la cueva, reposar en los mejores pastos y beber de los mejores arroyos mientras caminas seguro cerca del Guía, sabiendo que ni el valle más oscuro ni los enemigos más bravos pueden hacer algo contra ti.
No debes emprender esa travesía solo, permite que Jesús guíe tu viaje y te muestre los caminos por los que debes andar. Escucha cuando te pida que te detengas para darte instrucciones, y síguelas con cuidado porque en Sus palabra hallarás vida.
“El Señor es mi pastor; tengo todo lo que necesito. En verdes prados me deja descansar; me conduce junto a arroyos tranquilos. Él renueva mis fuerzas. Me guía por sendas correctas, y así da honra a su nombre. Aun cuando yo pase por el valle más oscuro, no temeré, porque tú estás a mi lado. Tu vara y tu cayado me protegen y me confortan. Me preparas un banquete en presencia de mis enemigos. Me honras ungiendo mi cabeza con aceite. Mi copa se desborda de bendiciones. Ciertamente tu bondad y tu amor inagotable me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor viviré por siempre“. Salmos 23: 1-6 NTV.
Disfruta tu paso por esta vida; puedes admirar la belleza de la cueva, reposar en los mejores pastos y beber de los mejores arroyos mientras caminas seguro cerca del Guía, sabiendo que ni el valle más oscuro ni los enemigos más bravos pueden hacer algo contra ti.
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