De gloria en gloria te veo,
Cuanto más te conozco
Quiero saber más de Ti.
Mi Dios, cual buen alfarero,
Quebrántame, transfórmame,
Moldéame a tu imagen, Señor.
Quiero ser más como Tú,
Ver la vida como Tú,
Saturarme de tu Espíritu
Y reflejar al mundo tu amor.
Este bello cántico de Marcos Witt es un “cántico que sale del alma” porque ha sido causa de oración para diversos cristianos en muchas ocasiones. El sincero deseo de cualquier hijo de Dios es ser llenado más cada día por el Espíritu Santo, ser saturado de su presencia, y ser un reflejo del amor de Dios; ni por asomo podemos ser luces de nada sino reflejo. Cuanto más vamos conociendo a Dios, más vemos la necesidad de conocerle más y más, o sea que, hasta que no lleguemos a su presencia, todo nuestro conocimiento de Él será poco, pero el ir conociéndole más hace que nuestra vida vaya siendo transformada, moldeada a su deseo.
No es sencillo ser quebrantados por Dios, supone muchas lágrimas, supone muchos sinsabores, pero es la única forma que hay para que podamos apreciar aún más, el inmenso amor de Dios, es el único modo en el cual nuestra vida será lustrada para ser un reflejo de la luz del amor de Dios.
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