martes, 14 de julio de 2015

Perseguidos por causa de Cristo

Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución. 2 Timoteo 3:12.
Así como Cristo fue aborrecido sin motivo, así también lo será su pueblo debido a su obediencia a los mandamientos de Dios. Si Aquel que siempre fue puro, santo e inmaculado, Aquel que hizo el bien y solo por hacer el bien fue tratado como el criminal más abyecto y condenado a muerte, sus discípulos no pueden esperar un trato diferente por irreprensible que sea su vida e impecable su carácter.
Los estatutos humanos y las leyes elaboradas por los agentes satánicos, con el pretexto de fomentar el bien y restringir el mal, serán exaltados, en tanto que se despreciarán y pisotearán los sagrados mandamientos de Dios. Y todos los que por su obediencia demuestren ser fieles a la ley de Jehová, deberán estar preparados para afrontar arrestos y ser llevados ante asambleas, cuya norma no será precisamente la elevada y santa ley de Dios.
Quienes vivan en los días finales… sabrán lo que significa ser perseguidos por causa de la verdad. En las cortes prevalecerá la injusticia. Los jueces rehusarán escuchar las razones esgrimidas por los que sean fieles a los mandamientos de Dios, pues sabrán que es imposible refutar los argumentos en favor de estos mandamientos. Dirán entonces: “Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley deben morir”. No darán importancia a la ley de Dios. Considerarán como suprema ésa, a la que llamarán “nuestra ley”. Los que respeten esa ley humana serán favorecidos. Pero quienes no se inclinen ante el ídolo constituido por el falso día de reposo, no recibirán la menor muestra de simpatía.
En verano no hay una diferencia notable entre los árboles de hojas perennes y los que las pierden; pero cuando vienen los vientos de invierno los primeros permanecen verdes mientras que los otros pierden su forraje. Así puede también, que no sea fácil precisamente, distinguir en la actualidad a los falsos creyentes de los verdaderos cristianos, pero pronto llegará el tiempo en que la diferencia saltará a la vista. Dejad que la oposición se levante, que el fanatismo y la intolerancia vuelvan a empuñar el cetro, que el espíritu de persecución se encienda, y entonces los tibios e hipócritas vacilarán y abandonarán la fe; pero el verdadero cristiano permanecerá firme como una roca, con más fe y esperanza que en los días de prosperidad.

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