“Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud.” (Lucas 12:29).
Los obstáculos del camino dificultan el tránsito por él. Cuantas más dificultades existen, más difícil es avanzar. Sin embargo, hay quienes avanzan velozmente a pesar de los obstáculos, parece que no encontrasen ninguna dificultad. Particularmente, ¿cómo avanzas tú por la vida? ¿Te parece muy difícil transitar por el camino que Dios te puso?
A veces sí resulta difícil; pero el problema de verdad se presenta cuando la dificultad te detiene en tu caminar hacia la meta.
Pero la dificultad no debe detenerte, más bien debe alentarte para avanzar más rápido, pero tú debes preguntarte cómo se puede hacer. El capítulo 12 de Lucas te da la respuesta, aquí Jesús te dice: No te preocupes, tu vida descansa en las manos de Dios.
Pero la dificultad no debe detenerte, más bien debe alentarte para avanzar más rápido, pero tú debes preguntarte cómo se puede hacer. El capítulo 12 de Lucas te da la respuesta, aquí Jesús te dice: No te preocupes, tu vida descansa en las manos de Dios.
Debes acordarte siempre de que tú vales mucho para Dios, tanto que Él dio a su único hijo para que tú tuvieras paz, para que tuvieras a quien acudir (Juan 6:68) y para darte vida eterna (Juan 5:24). Dios nos ama y por eso envió a su hijo por todos nosotros, ¿qué muestra más grande de amor se puede dar?
Dios se preocupa por ti aunque estés afligido y necesitado, aunque te sientas destruido, aunque pienses que estás solo (Salmos 40:17).
Cuando nos sentimos muy mal solemos olvidar que hay un Dios al que le preocupamos y que no solamente se preocupa, sino que también tiene cuidado de nosotros, lo que es algo que jamás debemos olvidar en ninguna circunstancia en que nos encontremos, pues no estamos solos. Cristo prometió estar todos los días de nuestra vida junto a nosotros, aunque las cosas se vean distintas, y parezca que estamos solos.
Cuando nos sentimos muy mal solemos olvidar que hay un Dios al que le preocupamos y que no solamente se preocupa, sino que también tiene cuidado de nosotros, lo que es algo que jamás debemos olvidar en ninguna circunstancia en que nos encontremos, pues no estamos solos. Cristo prometió estar todos los días de nuestra vida junto a nosotros, aunque las cosas se vean distintas, y parezca que estamos solos.
Él está a tu lado para que deposites tus ansiedades en Él (1 Pedro 5:7; Mateo 11:28), y siempre estará contigo aunque pierdas lo que más amas, aunque no entiendas lo que ocurre, incluso aunque a veces no sepas qué hacer.
En muchas etapas de nuestras vidas nos enfrentamos con situaciones que no entendemos, pero de todas esas cosas tiene cuidado Dios. Es cierto que hay cosas que son difíciles para nosotros, que no sabemos qué hacer o cómo actuar, que la mente nos falla y no podemos pensar bien, que todo parece que nos sale mal, como si el mundo se nos viniera encima, y que seremos derrotados y destruidos con facilidad, pero con Cristo tomándonos de la mano y llevándonos por en medio de cualquier situación, por difícil y adversa que parezca, estaremos seguros, ¡aleluya!.
Sin importar lo que necesites, Dios sabe que lo necesitas, Él tiene controladas todas las cosas, y no dejará que nada te dañe (Lucas 12:30). Pero muchos cristianos caen en un error, pues dicen: “Dios sabe lo que necesito, así que yo no tengo por qué estarle pidiendo pues Él lo sabe todo”; y amén, gloria a Dios porque Él lo sabe todo, pero no es así como debemos hacer, pues Filipenses 4:6 dice :”… sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.”, O sea, verdaderamente Él conoce nuestras necesidades, pero... Él quiere oír tu voz, quiere que tú te presentes delante de Él para pedirle lo que necesitas. Quiere que tú descanses en Él, pues Él tiene lo que tú precisas; sabe como calmar la tempestad, y puede hacer lo que para ti es imposible (Lucas 1:37).
Llénate de Él todos los días de tu vida y recuerda que Él suplirá todas tus necesidades (Filipenses 4:19), Él te dará los anhelos de tu corazón (Salmos 37:4), en Él estarás seguro.
La frase “debes confiar en Dios” se usa con mucha frecuencia, y es muy fácil decirla cuando no estás en dificultades; pero cuando te encuentras en problemas no basta con decir o recordar una frase así, es entonces cuando debes vivir tu real confianza en Dios; es cuando te das cuenta que la confianza en Dios no es algo que solamente se expresa, sino que debe vivirse para que sea real y eficaz.
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