¡Quién sino Tú!, fuego que arde en mi corazón, agua que me da vida, rocío que me baña de madrugada. El universo conspira para que yo te alabe. Los pajarillos cantan para que te sienta muy cerca. Tú lo llenas todo, contigo siempre hay esperanzas.
Nacen primaveras dentro de mi ser. Germina en mí una semilla que llaman fe y que, al crecer, esparce el fruto del amor. Y sonrío como niña ilusionada porque este amor es grande, tiene sentido y razón. Tú estás, verdad tan cierta como que el viento existe. Y el anhelo de mi alma es poder verte algún día. Es sentarme a tu lado y poder hablar, confirmar que todo cuanto tuve que pasar no es nada. Porque estar ante ti es demasiado sobrenatural, maravilloso y fuera de este mundo.
¡Sí, es verdad! Muchas veces las lágrimas mojan mi rostro. Y cuando el silencio me abruma, hay momentos en que olvido que sigues estando ahí para mí. Pero luego, medito en que Tú siempre has sido mi todo. En que mi amor por ti, a pesar de haberse inspirado y derivado las fortalezas e incertidumbres que han llegado a mi vida, ha sobrepasado con creces todas ellas, y vuelvo a caer rendida a tus pies. Entonces siento una llama avivarse dentro de mí.
¡Sí, es verdad! Muchas veces las lágrimas mojan mi rostro. Y cuando el silencio me abruma, hay momentos en que olvido que sigues estando ahí para mí. Pero luego, medito en que Tú siempre has sido mi todo. En que mi amor por ti, a pesar de haberse inspirado y derivado las fortalezas e incertidumbres que han llegado a mi vida, ha sobrepasado con creces todas ellas, y vuelvo a caer rendida a tus pies. Entonces siento una llama avivarse dentro de mí.
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