viernes, 5 de junio de 2015

¡Nunca Solo!

David hijo de un pastor, había llegado al hogar para gozo y alegría de sus padres, pero, a poco de nacer, empezó a manifestar síntomas de enfermedad que llevaron a sus padres a recurrir al médico.
Tiene una debilidad en el músculo del corazón, dijo el médico, y se ha roto la pared interior, de modo que la sangre no se purifica, pues se mezcla la sucia con la limpia. No sobrevivirá. Está muy débil.
Todos lloraban esta desgracia, la madre, los abuelos, los amigos....
La Iglesia oraba, pero el diagnóstico era tan adverso que la fe de muchos estaba debilitada.
De pronto, su padre se sentó al lado de la cunita de David, e hizo algo que a todos les pareció como de locos.
Cogió su guitarra y se puso a rasguear algunos acordes. Más de uno pensó: “está perdiendo el juicio a causa del dolor”.
Pero de pronto, y a pesar que su voz no estaba nada bien, sus labios empezaron a cantar:
SOLO NO ESTOY
JESÚS ESTÁ A MI LADO

AMIGO FIEL
QUE NO ME DEJARÁS

Y prosiguió. Mientras las lágrimas salían de sus ojos cerrados, él seguía cantando este himno, mezcla de oración y testimonio.
Terminó la tercera estrofa, y, empezó otra vez con la primera, y de pronto, otros empezaron a acompañarle en voz baja para no importunar al niño.

David hoy día, es un arquitecto licenciado en una prestigiosa Universidad, se ha casado, es padre de una hermosa niña y da testimonio, diciendo que él vive porque su padre nunca dudó que Dios estaba a su lado.
Querido amigo, Jesús está a tu lado, pero, Él obrará en tu necesidad en la medida que tú creas que su presencia te acompaña ayer, hoy y siempre.
II Timoteo 4:17 “Pero el Señor estuvo a mi lado… ”

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