viernes, 5 de junio de 2015

Como plumas al viento

Es sorprendente como muy fácilmente algunas personas provocan daño a otras levantando severas injurias. 
Como plumas al vientoEn una ocasión, un hombre calumnió gravemente a uno de sus amigos, envidioso por la prosperidad que alcanzaba. Al cabo de un tiempo, al ver las consecuencias que había traído sobre el hombre con sus falsedades dichas, pidió consejo a un sabio varón porque estaba muy arrepentido por lo que había hecho. 
Conocida la historia, dijo el varón sensato, “toma un saco lleno de plumas ligeras y pequeñas, y mientras caminas, vas soltando una a una hasta terminar”. El hombre se dispuso a cumplir el consejo, satisfecho por lo fácil que le había resultado dar por superada su mala acción. “Ya he terminado”, dijo al sabio. “Esa ha sido la parte más fácil, ahora toma otro saco y, yendo por el mismo camino que anduviste, recupera las plumas hasta llenarlo de nuevo”. El hombre se puso muy triste, porque se dio cuenta lo que significaba la enseñanza del sabio.

Y ninguno de vosotros piense mal en su corazón contra su prójimo, ni améis el juramento falso; porque todas estas son cosas que aborrezco, dice Jehová. Zacarías 8:17
Y los principales sacerdotes y todo el concilio buscaban testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte; pero no lo hallaban. Porque muchos decían falso testimonio contra de él, mas sus testimonios no concordaban. Marcos 14: 55,56.

Es tan grave acusar falsamente, que el falso testimonio forma parte de los Diez Mandamientos de Dios Creador. Refuerza este mandamiento, la posible acción de que hay dos formas en las que se puede ir en contra del prójimo: pensar mal, interiormente, de él, y acusarlo de cosas que no ha hecho, así como hizo el varón de la historia. 
Son muchos los corazones enfermos a causa de haber retenido y no dicho, malos entendidos contra alguna persona que nunca han sido aclarados por no existir la voluntad de hacerlo, arrastrando sobre sí consecuencias nada gratas. 
Para la segunda forma, la Palabra de Dios, la Sagrada Biblia, prohíbe expresamente el falso testimonio o la acusación falsa; ambas situaciones son aborrecibles. El amado lector, debe considerar que no existe mejor ejemplo que el dado por Jesús, el Señor. Él fue víctima de falsas acusaciones en su contra, una tras otra; procuraban su muerte, aquellos que se vistieron con las ropas de la mentira calumniando al Santo. Mas el pecado de la difamación no se puede controlar, (porque no es posible recoger las plumas), y el daño puede ser irreversible. La persona que ha ofendido la honra de alguien, no existiendo la posibilidad de deshacer lo dicho con maldad, para que tenga paz en su corazón debe pedir, confesando, el perdón del ofendido.

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