miércoles, 17 de junio de 2015

Los locos

Suelen repetir ciertas palabras o frases como pensamiento, como oración sin un destino fijo, como conjuro contra la cordura, la guerra del Peloponeso, ajonjolí, mandrágoras, mira tú qué loco es, etcétera, etc., etc. En realidad, son vulgares parlanchines caseros de alma lastimada que no irritan la piel ajena y que, a la hora de la verdad, se encuentran solos.
Se quedan congelados frente a los argumentos y los sofismas de la razón, y también frente a las preguntas a quemarropa. Nunca aprendieron a defenderse de las evidencias reales y los pragmatismos del sistema, vistos en tiempo presente.
Les cautiva la hojita que de allí para aquí, se mueve al capricho del viento de la tarde. La reverberación del sol entre los álamos a las siete de la tarde en el verano, les atraviesa la garganta y les humedece los ojos. Nunca están satisfechos ni con la humedad ni con lo seco. No saben.
Los locos no presumen de banderas, de convicciones indestructibles, de teoremas para justificar la dictadura de las doctrinas y de los señores, no presumen de verdades inalterables, de consecuencias a ultranza ni de frases con fundamento, por la sencilla razón de que están locos.
Se olvidan de los nombres de las personas y de las últimas conversaciones, por lo que frecuentemente hacen preguntas o afirmaciones sobre el tema que acaba de hablarse. Tienen manías prematuras, dientes atribulados, oídos sordos, manos temblorosas y una corbata que recibieron de regalo hace treinta años, que nunca usan pero se rehúsan a tirarla o regalarla.
Según observadores y observadoras sagaces, suelen patinar estrepitosamente haciéndose un lío con sus palabras, gestos o silencios inexplicables que no se contradicen con la supuesta, pero equívoca, fortaleza de sus mentes brillantes, de modo que siempre quedan serias dudas acerca de las mismas. No echan raíces en ninguna parte porque simplemente no pueden ni tampoco quieren. Se juran a sí mismos que esta vez sí o sí, o que esta vez sí pero no, y nunca es así.
Debido a estas y muchas otras razones, los locos son las personas menos recomendables para cualquier empresa seria y constante. Por eso mismo: porque están locos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario