lunes, 22 de junio de 2015

El Plan de Dios tras nuestras Adversidades

¡No es fácil entender la adversidad pero Dios siempre tiene un plan!
"Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados". Romanos 8:28
Seguramente más de una vez te has preguntado "¿por qué me tocan vivir tantas adversidades?" 
 Es una pregunta difícil de responder, y la mayoría de las veces nadie nos puede ayudar con una respuesta medianamente acertada. Comparemos la manera en que Dios usa nuestras adversidades con un hombre paseando un perro. Si el perro enreda su correa alrededor de un poste y trata de seguir caminando hacia adelante, no lo logrará, porque la correa tirará de él hacia atrás. Tanto el perro como el dueño buscan el mismo objetivo, que es moverse hacia adelante, pero el amo debe resistir al perro que tira de la misma correa y en la misma dirección pero su fuerza va en sentido opuesto. Y aunque el hombre comparte el mismo deseo que el animal, entiende mejor que éste, en qué dirección se debe ir, y entonces toma una acción opuesta a la de la voluntad del perro. Es, más o menos, el ejemplo de como El Señor usa nuestras adversidades.
A nadie le gusta ser corregido (tirado) por Dios, pero cuando comprendemos que hay un propósito superior tras cada adversidad, podemos pasar a través de ellas con esperanza, expectativa y firmeza porque sabemos que esas circunstancias son necesarias para nuestro bien.

Entre otras cosas, las pruebas y tribulaciones llegan a nuestra vida para que maduremos como creyentes, para que alcancemos un nivel superior de fe, paciencia y templanza. Es lógico que no disfrutemos de las adversidades, pero si ya estamos atravesándolas, lo más inteligente que podemos hacer es tratar de sobrellevarlas con firmeza y fidelidad, lo que producirá en nosotros perseverancia, carácter y esperanza. Y esa esperanza no será decepcionada porque confiamos en el amor de Dios, que sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo. 
".. y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado". Romanos 5:4-5
Dios quiere lo mejor para sus hijos y sabe en la dirección correcta que debe tirar de nosotros, para que vayamos exactamente, por donde Él entiende que debemos ir.

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