martes, 30 de junio de 2015

Cambie el rumbo de sus hijos hacia Dios

Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz de tus hijos. Isaías 54:13
Hoy día, hay muchos padres cristianos que están perdiendo el tiempo preocupándose por sus hijos.
Hace años, mi esposa y yo notamos una influencia diabólica tratando de tomar posesión de la vida de nuestros hijos, así que un fin de semana acordamos tomar cuatro o cinco versiones de la Biblia, y comenzamos a escudriñar las escrituras y a escribir oraciones de paz con respecto a ellos. "Desnudamos" al diablo con la Palabra de Dios, y comenzamos a decir: “Gracias a Dios nuestros hijos no van para el infierno. Gracias a Dios a ellos se les enseña del Señor y grande es su paz”. En vez de preocuparnos por el problema, alabamos a Dios por la solución.
Las cosas no cambiaron al instante. Pasamos por tiempos difíciles, pero la Palabra comenzó a cambiar las cosas. Hoy, nuestros hijos le sirven a Dios de todo corazón.
Si sus hijos están en problemas, no pierda el tiempo en preocuparse, empiece a hacerles creer. Haga que la Palabra obre en sus vidas. Ate al diablo con ella y dígale que él no puede adueñarse de ellos. Siga las instrucciones de Mateo 9:38: “Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies”, para que los envíe al campo donde les puedan ministrar a sus hijos. Dios sabe a quién oirán ellos, y también cómo llevar a esas personas a la vida de sus hijos en el momento preciso.
Eche mano de la Palabra de Dios, niéguese a darse por vencido en lo que concierne a sus hijos y, tarde o temprano, la Palabra echará mano de ellos.
Si Jehová no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guarda la ciudad, en vano vela la guardia.
2Por demás es que os levantéis de madrugada y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores, pues que a su amado dará Dios el sueño.
3Herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre.
4Como saetas en manos del valiente, así son los hijos tenidos en la juventud.
5¡Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos! No será avergonzado cuando hable con los enemigos en la puerta.
 Salmo 127

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