Preferí esconderme antes que ir a la cárcel, de modo que corrí. De ejecutivo pasé a un fugitivo.
Historia verídica. Historia común. La mayoría de las historias no llegan al extremo de mi historia. Pocos pasan sus vidas huyendo de la ley, pero muchos, sin embargo, viven con remordimientos.
"Podría haber tenido una beca de deporte en la universidad", me dijo un hombre la semana pasada estando en la salida del trabajo.
"Tuve una oferta apenas salí de la secundaria", le dije. Pero me uní a una banda de "rock and roll", y al final nunca fui, solo conseguí estar atrapado reparando puertas.
"Ahora estoy atrapado". Es el epitafio de un sueño roto.
Historia verídica. Historia común. La mayoría de las historias no llegan al extremo de mi historia. Pocos pasan sus vidas huyendo de la ley, pero muchos, sin embargo, viven con remordimientos.
"Podría haber tenido una beca de deporte en la universidad", me dijo un hombre la semana pasada estando en la salida del trabajo.
"Tuve una oferta apenas salí de la secundaria", le dije. Pero me uní a una banda de "rock and roll", y al final nunca fui, solo conseguí estar atrapado reparando puertas.
"Ahora estoy atrapado". Es el epitafio de un sueño roto.
En esto, toma un anuario de la escuela secundaria y lee la frase de "Lo que quiero hacer" debajo de cada dibujo. Se mareará al respirar el aire enrarecido de visiones de cumbres de montañas, casi inalcanzables entonces:
"Estudiar en una universidad de renombre".
"Escribir libros y vivir en Suiza".
"Ser médico en un país del Tercer Mundo".
"Enseñar a niños en barrios pobres".
Sin embargo, lleva el anuario a una reunión de ex compañeros, habiendo pasado ya veinte años de graduados, y lee el siguiente capítulo. Algunos sueños se han convertido en realidad, pero muchos no. Entiende que no es que todos deban concretarse. Solo espera que aquel pequeñito que soñaba con ser un luchador de sumo haya recuperado su sentido común. Y espera que no haya perdido su pasión durante el proceso. Cambiar de dirección en la vida no es trágico. Perder la pasión sí lo es. Porque algo nos sucede en el trayecto. Las convicciones de cambiar el mundo se van degradando hasta convertirse en pequeños compromisos, como es pagar las cuentas. En lugar de lograr un cambio, logramos un salario. En lugar de mirar hacia adelante, miramos hacia atrás. En lugar de mirar hacia afuera, miramos hacia adentro. Y no nos agrada lo que vemos".
A Hank no le gustaba. Hank veía a un hombre que se había conformado con la mediocridad. Habiendo sido educado en las instituciones de mayor excelencia del mundo, sin embargo, trabajaba en el turno nocturno de un trabajo de sueldo mínimo, todo para no ser visto de día.
Pero todo cambió cuando oyó la voz que provenía del balde. (¿Mencioné que esta historia es verdadera?)
Al principio pensó que la voz era una broma. Algunos de los hombres del tercer piso hacen trucos de este tipo.
-Henry, Henry -llamaba la voz.
Hank giró. Ya nadie le decía Henry.
-Henry, Henry.
Giró hacia el balde. Resplandecía. Rojo brillante.... rojo ardiente. Podía percibir el calor a dos metros de distancia. Se acercó y miró hacia adentro.
-Esto es extraño -murmuró Hank al acercarse un paso más para poder ver con mayor claridad. Pero la voz lo detuvo.
-No te acerques más. Quítate el calzado. Estás parado sobre una baldosa santa.
De repente, Hank supo quién hablaba.
-¿Dios?
No estoy inventando esto. Sé que piensas que sí lo hago. Suena alocado, casi irreverente. ¿Dios hablando desde un balde caliente a un conserje de nombre Hank? ¿Sería creíble si dijese que Dios le hablaba desde una zarza ardiente a un pastor llamado Moisés?
Bien, es la historia de Moisés. No es Hank,...es Moisés, pero la historia podría repetirse y podrías ser tú.
No huyas más… aún hay una nueva oportunidad.
Pero todo cambió cuando oyó la voz que provenía del balde. (¿Mencioné que esta historia es verdadera?)
Al principio pensó que la voz era una broma. Algunos de los hombres del tercer piso hacen trucos de este tipo.
-Henry, Henry -llamaba la voz.
Hank giró. Ya nadie le decía Henry.
-Henry, Henry.
Giró hacia el balde. Resplandecía. Rojo brillante.... rojo ardiente. Podía percibir el calor a dos metros de distancia. Se acercó y miró hacia adentro.
-Esto es extraño -murmuró Hank al acercarse un paso más para poder ver con mayor claridad. Pero la voz lo detuvo.
-No te acerques más. Quítate el calzado. Estás parado sobre una baldosa santa.
De repente, Hank supo quién hablaba.
-¿Dios?
No estoy inventando esto. Sé que piensas que sí lo hago. Suena alocado, casi irreverente. ¿Dios hablando desde un balde caliente a un conserje de nombre Hank? ¿Sería creíble si dijese que Dios le hablaba desde una zarza ardiente a un pastor llamado Moisés?
Bien, es la historia de Moisés. No es Hank,...es Moisés, pero la historia podría repetirse y podrías ser tú.
No huyas más… aún hay una nueva oportunidad.
Oyendo Faraón acerca de este hecho, procuró matar a Moisés; pero Moisés huyó de delante de Faraón, y habitó en la tierra de Madián. Éxodo 2:15
Viendo el Señor que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Éxodo 3:4
Y Dios le dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios. Éxodo 3:6
Viendo el Señor que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Éxodo 3:4
Y Dios le dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios. Éxodo 3:6
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