“Si sabes qué quieres puedes obtenerlo, y si no sabes qué quieres cualquier cosa puedes tener, es tu elección”.
Una de las preguntas a hacer a la mayoría de la gente es la mencionada arriba. Todos esperan saber lo que tienen que hacer, pero las personas se deben plantear primero, su opinión al respecto, y luego sus sentimientos y emociones en lo que va a pasar. Esta pregunta poderosa “¿Qué es lo que realmente quieres?” te obliga a pensar, y también sentir.
Probablemente estés preocupado por tu futuro, puede que estés lleno de incertidumbre y comiences a dudar de ti mismo y hasta de Dios. Soportas situaciones que no quieres aguantar y en las que empiezas a buscar responsables de tu estado anímico, y finalmente, dices es mi cónyuge, mi mamá, mi papá, mi jefe, mi hermano, mi perro,... el que dijo, no dijo, hizo, no hizo.... Es más fácil responsabilizar a otro y caer en el síndrome del “pobrecito yo”, que comenzar a ver qué es lo que me falta para lograr la vida que anhelo.
¿Qué es lo que realmente quiero? Es una pregunta que me hago ahora y que me lleva al mañana. Cuando tú sabes lo que quieres de la vida, de tu pareja o de otros, puedes alcanzar lo que andas buscando, pero si no lo sabes, ni siquiera podrás esperarlo. Muchos sabemos lo que no queremos, pero no sabemos lo que queremos.
¿Sabes en lo que te quieres convertir? ¿Sabes lo que quieres lograr en tu matrimonio?, ¿con tus hijos? ¿Sabes a qué te quieres dedicar? ¿Qué es lo que realmente quieres?
¿Sabes en lo que te quieres convertir? ¿Sabes lo que quieres lograr en tu matrimonio?, ¿con tus hijos? ¿Sabes a qué te quieres dedicar? ¿Qué es lo que realmente quieres?
Recuerda el pasaje donde Jesús le dice a Bartimeo: “¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que reciba la vista. Jesús le dijo: Recíbela, tu fe te ha salvado. Y luego vio, y le seguía, glorificando a Dios; y todo el pueblo, cuando vio aquello, dio alabanza a Dios.” Marcos 10:46-52.
Podemos aprender de Bartimeo, que sabía lo que quería; quería recobrar la vista. No se anduvo por las ramas pidiendo la bendición, tampoco esperó a ver qué pasaba, él fue protagonista de su vida, pidió lo que quería. El pedir es un acto de fe. Nadie pide algo si no cree que lo va a recibir. Si no pides es porque realmente no piensas recibir. Si quieres algo debes pedírselo a Dios primeramente, y confiar que Él responderá.
“Para lograr lo que deseas, es necesario primero saber qué quieres.”
Una historia cuenta que alguien encontró una vez una lámpara como la de Aladino y, dudando, la frotó. De inmediato apareció el genio y le dijo “¡Pídeme tres deseos, y te los concederé!”.
El hombre, que no tenía claros sus deseos más importantes, exclamó: ¡Espera un segundo! ¡Dame tiempo! ¡Déjame pensar!
Pero un segundo más tarde el genio dijo:¡Concedidos!, y desapareció para siempre, dejándolo con todo el tiempo del mundo para pensar.
Si tú quieres lograr el éxito en tu matrimonio, en tu hogar, en tus finanzas o en tu trabajo es necesario que te respondas a ti mismo: ¿Qué es lo que quiero realmente?
Una vez que sepas con seguridad, qué es lo que quieres lograr en la vida, estarás cerca de conseguir el resultado, y lo siguiente es pagar el precio para que esto ocurra. Saber lo que se desea es muy importante, ya que habrá momentos en los que parece que todo en la vida se confabula para arruinar sus metas y sus sueños. Habrá semanas, incluso meses, en los que usted siente que está caminando en un túnel sin salida. Si usted no sabe lo que quiere, mejor es que no siga caminando porque no llegará. Pero si sabe lo que realmente quiere, debe estar dispuesto a pagar el precio para que ocurra, y así su visión será próspera.
Una vez que sepas con seguridad, qué es lo que quieres lograr en la vida, estarás cerca de conseguir el resultado, y lo siguiente es pagar el precio para que esto ocurra. Saber lo que se desea es muy importante, ya que habrá momentos en los que parece que todo en la vida se confabula para arruinar sus metas y sus sueños. Habrá semanas, incluso meses, en los que usted siente que está caminando en un túnel sin salida. Si usted no sabe lo que quiere, mejor es que no siga caminando porque no llegará. Pero si sabe lo que realmente quiere, debe estar dispuesto a pagar el precio para que ocurra, y así su visión será próspera.
Hay que esforzarse y ser valiente para lograr el éxito en aquello que escogimos. El esfuerzo depende del ánimo y requiere disciplina y constancia. Esfuérzate y toma la responsabilidad de tu vida y en tu vida.
No te desalientes ante el fracaso o las equivocaciones, sé valiente porque estás en un tiempo de aprendizaje, y de volver a empezar si te equivocaste. No temas a los problemas, no dejes que te paralicen. ¡Sueña! y síguelos, porque tus sueños te guían a tu futuro. No pienses en la suerte porque ella no te resolverá el problema; tú vas a resolverlo. Dios espera que nosotros nos esforcemos. En 1 Crónicas 19:13 se dice: “¡Ánimo! Luchemos con valor por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios (parafraseando, nuestro matrimonio, nuestras finanzas y por nuestros sueños.) ¡Y que el Señor haga lo que bien le parezca!”
“Todos los hombres tienen temores, pero los valientes no los tienen en cuenta y van hacia adelante arriesgándose a veces, hasta la muerte, pero siempre van hacia la victoria.”
¿Qué es lo que realmente quieres?¿Te estás esforzando para lograrlo?
Es tiempo de dejar de mirar a otros, y mirar dentro de ti y hacerte la pregunta. Estos tiempos difíciles requieren de ti lo mejor y para que salga lo mejor de ti, debes decidir qué es lo que realmente quieres.
¿Qué es lo que realmente quieres?¿Te estás esforzando para lograrlo?
Es tiempo de dejar de mirar a otros, y mirar dentro de ti y hacerte la pregunta. Estos tiempos difíciles requieren de ti lo mejor y para que salga lo mejor de ti, debes decidir qué es lo que realmente quieres.
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