Muchas personas seguían a Jesús por todas partes porque veían las señales milagrosas que hacía cuando sanaba a los enfermos. En una de esas ocasiones, Él subió a una colina y se sentó allí, rodeado de sus discípulos. En seguida vio que una gran multitud venía a su encuentro. Dirigiéndose a Felipe, le preguntó:
-“¿Dónde podemos comprar pan para alimentar a toda esta gente?” Lo estaba poniendo a prueba, porque Jesús ya sabía lo que iba a hacer.
-“¿Dónde podemos comprar pan para alimentar a toda esta gente?” Lo estaba poniendo a prueba, porque Jesús ya sabía lo que iba a hacer.
-Aunque trabajáramos meses enteros, no tendríamos el dinero suficiente para alimentar a toda esta gente.
Andrés comentó: -“Aquí hay un muchachito que tiene cinco panes de cebada y dos pescados. ¿Pero de qué sirven ante esta enorme multitud?”.
Andrés comentó: -“Aquí hay un muchachito que tiene cinco panes de cebada y dos pescados. ¿Pero de qué sirven ante esta enorme multitud?”.
Jesús dijo: “Díganles a todos que se sienten”. Y así lo hicieron, todos se sentaron sobre la hierba, en las laderas. Solo contando por encima sumaban alrededor de cinco mil. Luego tomó los panes, dio gracias a Dios y los distribuyó entre la gente. Después hizo lo mismo con los pescados. Y todos comieron cuanto quisieron.
Una vez que quedaron satisfechos, Jesús les dijo a sus discípulos: “Ahora junten lo que sobró, para que no se desperdicie nada”. Ellos juntaron las sobras y llenaron doce canastos con los restos que la multitud había dejado, después de comer de los cinco panes de cebada.
Este es otro bello ejemplo de la misericordia, la provisión y el poder de Dios, porque a pesar de las circunstancias y de sólo tener cinco panes y dos pescados en ese momento, Jesús hizo el milagro de alimentar a más de cinco mil personas. Él no ha cambiado, es el mismo de ayer, y sigue haciendo milagros en la vida de todos aquellos que creemos y confiamos en su nombre.Una vez que quedaron satisfechos, Jesús les dijo a sus discípulos: “Ahora junten lo que sobró, para que no se desperdicie nada”. Ellos juntaron las sobras y llenaron doce canastos con los restos que la multitud había dejado, después de comer de los cinco panes de cebada.
Sin importar el problema que estés atravesando, recuerda que Jesús es nuestro Salvador, Sanador, Redentor y Proveedor entre muchos de sus atributos. Él no conoce imposibles, es el único que puede transformar tus circunstancias y tiene la última palabra.
Anímate a reconocer que lo necesitas y a pedirle que ocupe nuevamente, el primer lugar en tu corazón. Si crees en Él y le permites obrar libremente en tu vida, no solo serás testigo de muchos milagros sino que los experimentarás. Él hará más de lo que tú puedes imaginar.
Anímate a reconocer que lo necesitas y a pedirle que ocupe nuevamente, el primer lugar en tu corazón. Si crees en Él y le permites obrar libremente en tu vida, no solo serás testigo de muchos milagros sino que los experimentarás. Él hará más de lo que tú puedes imaginar.
No se preocupen por nada. Más bien, oren y pídanle a Dios todo lo que necesiten, y sean agradecidos. Así Dios les dará su paz, esa paz que la gente de este mundo no alcanza a comprender, pero que protege el corazón y el entendimiento de los que ya son de Cristo. Filipenses 4:6-7 (TLA)
Lo que está fuera de tu control está bajo el control de Dios. Lo que te supera a ti, no supera su poder.
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