Tienes que creer en ti, en tu potencial, en tus talentos y capacidades. No están ahí por casualidad, Dios te dio la vida y te llenó de cosas buenas para que las uses y para que hagas el bien con ellas.
Sácale partido a todo aquello en lo que sabes que eres bueno, explota tu potencial al máximo.
Sácale partido a todo aquello en lo que sabes que eres bueno, explota tu potencial al máximo.
Tú no eres cualquier cosa, eres una persona que nació para brillar, para triunfar, para alcanzar el éxito. Pero de nada sirve que lo creamos los demás y que tú dudes de ti mismo. Tienes que ser capaz de entender que Dios te hizo especial y que no puedes desperdiciar todo lo bueno que llevas dentro y lo que tienes para compartir con el resto del mundo.
Deja a un lado el complejo que no te permite avanzar.
Aprende a valorarte y a aceptarte a ti mismo porque, dependiendo de esa aceptación, podrás tener la energía para luchar por hacer reales tus sueños.
No se trata de creer que eres mejor que los demás, se trata de entender que cada persona tiene su lugar en el mundo y puede brillar sin necesidad de opacar a nadie. Se trata de reconocer que cada persona tiene la capacidad de convertir el dolor o las cosas negativas en algo hermoso.
Somos piezas únicas, y cada experiencia nos purifica para que brillemos y seamos cada vez más y más, mejores. Deja la duda a un lado, permítete amarte tal como eres y trabaja para perfeccionar aquello en lo que sientes que puedes mejorar.
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