domingo, 4 de enero de 2015

Con mi corazón y mis manos

Un predicador meditaba en su cuarto de estudio buscando una ilustración sobre el amor, cuando de pronto, entró en el cuarto su hijita pequeña, diciendo:
-Papá, siéntame un poco sobre tus rodillas.
-No, hijita, no puedo ahora; estoy muy ocupado, contestó el padre.
-Quisiera sentarme un momento en tus rodillas, súbeme, papá, dijo ella.
El padre no pudo negarse a una súplica tan tierna, y tomó a la niña; la subió a sus rodillas, y dijo:
-Hijita mía, ¿quieres mucho a papá?
-Sí que te quiero -contesta la niña-, te quiero mucho, papá.
-¿Cuánto me quieres, pues?, preguntó el padre.
La niña colocó sus manitas en las mejillas de su padre, y apretándolas suavemente, contestó con afecto:
-Te quiero con todo mi corazón y con mis dos manos.
Esta respuesta encerraba en pocas palabras, lo que debe entenderse por una dedicación completa, y dieron al predicador el ejemplo que buscaba.
A veces, no tenemos palabras para expresar cuánto es el amor que sentimos por alguien, pero podemos echar mano de la imaginación de un niño para expresar lo que sentimos.
Dios quiere que le amemos a Él con todo el corazón y con las dos manos…pero que también amemos a quienes nos rodean con todo el corazón y con las dos manos.
Génesis  24:18
Sírvase, mi señor le respondió.Y en seguida bajó el cántaro y, sosteniéndolo entre sus manos, le dio de beber.

Génesis 49:24
Mas su arco se mantuvo poderoso, Y los brazos de sus manos se fortalecieron. Por las manos del Fuerte de Jacob.
Éxodo 29:24
y lo pondrás todo en las manos de Aarón, y en las manos de sus hijos; y lo mecerás como ofrenda mecida delante de Dios.

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