Da un poco rabia que sea solo en estos momentos cuando las familias se juntan, cuando se tienen estos bonitos sentimientos en el corazón, ojalá fuera así todo el año, pero es muy difícil.
Pero bueno, demos gracias a Dios porque estos sentimientos por lo menos existan, aunque sea por pocos días, porque sin ellos no sería igual la navidad, sería una fecha más en el calendario. Gracias a Dios que no es así.
Qué bonito cuando estamos cenando y nuestros abuelos nos cuentan aquellas historias que, aunque fantásticas, son tan reales como la vida misma. ¡Cuántos momentos hemos pasado así, viendo cómo la nieve cae fuera, lenta pero a la vez bonita y brillante a la luz de la luna; qué momentos inolvidables esos que seguramente, contaremos también a nuestros nietos cuando seamos mayores. Es deseable que estos días de paz y alegría no se terminen nunca y todos, aunque por poco tiempo, seamos felices.
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