sábado, 20 de diciembre de 2014

La Gracia y la Fe

No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree. Romanos 1:16. 
¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? Hebreos 2:3.
En Ginebra, en el año 1817, un renombrado predicador habló sobre el siguiente tema: "El hombre solo puede ser salvado por Jesucristo", apoyándose en el siguiente texto del evangelio: “El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido(Lucas 19:10).
El predicador habló claramente del Evangelio de la gracia, diciendo: "Oh pecador que confías en ti mismo, ¿cuándo cesará tu ceguera? ¿Cuándo querrás comprender que, a no ser que alguien cargue con tus pecados y apacigüe a tu juez nunca verás a Dios? Sé bien que esta verdad no es del agrado del oyente, pero ¡qué importa! Si debo optar entre serle agradable o decirle la verdad, ya está decidido: no se trata de agradarle sino de salvarle. 
Pecador, deja pues, lo que causa tu miseria, despójate de ese orgullo que te ciega y echa a perder tu vida. Renuncia a tu propia justicia y cree en el Evangelio. No digas que tus pecados son demasiado grandes. ¿Son más grandes que los méritos del Dios Salvador?
Se tiene una sola vida para convertirse, y es una vida corta e incierta. ¿Consideras poca cosa la salvación de tu alma? ¿Tienes un bien más preciado? ¿Eres tan orgulloso que preferirías vivir a tu antojo una vida corta, antes que estar con Dios toda la eternidad?"
La Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado… porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo(Romanos 10:11-13).

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