Cada vez que escogemos mirar el tamaño de nuestros problemas olvidando el Poder Soberano de nuestro Dios, estamos desperdiciando el favor de Aquél cuyo trono jamás se moverá. Y al contrario, cada vez que confiamos en su benignidad y decidimos soltar el asunto que nos atormenta, al poco tiempo Él obra mostrándonos la pequeñez de lo que para Él, siempre fue insignificante.
Dios honra a los que le honran, y se goza exaltando a aquellos que en Él confían y reconocen su grandeza. Cada vez que reconocemos el Poder, Soberanía, y Majestad de nuestro Dios activamos el favor del cielo descendiendo a nuestras vidas. Cada vez que nos mantenemos firmes a pesar de las situaciones, confiando en nuestro Dios, Él envía poder de lo alto para acomodar lo que estaba fuera de nuestro alcance, y de nuevo, lo que activa esto es creer en el Poder Soberano de nuestro Dios. A nuestro Dios le agrada que confiemos en Él y le sorprendamos con la manera como le presentamos nuestras peticiones, honrándolo al reconocer su Poder.
La manera como debemos acercanos a nuestro Dios es con reverencia, amor y honrándolo. Así cómo hizo el centurión, él no se sentía digno de que Jesús fuera a su casa, y además, reconoció que todo cuanto es visible y no visible está bajo su autoridad, rogándole que solo dijera una palabra para que su criado fuera sanado. Eso mi hermano, es reino de Dios en la tierra. Tanto fue así, que a nuestro Dios no le quedó más que decir: Ni aún en Israel he hallado tanta fe.
“Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe.”
Mateo 8: 8-10
Elije deleitarte en el Señor y bendícelo. Reconoce todo lo que Él ha hecho en tu vida, alábalo por lo que Él es y por la historia que tienen juntos, y aquello que veías cómo un problema tomará su justo tamaño.
Reconoce su Dominio, Poder, Soberanía y Autoridad sobre todo, deléitate en todo lo que te permite vivir, y Él concederá las peticiones de tu corazón.
“DELÉITATE ASIMISMO EN JEHOVÁ, Y ÉL TE CONCEDERÁ LAS PETICIONES DE TU CORAZÓN.”
Salmos 37:4 (Reina-Valera 1960)
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