Cuando le preguntaron a Juan el Bautista:“¿Quién eres?”, su respuesta fue: “Yo soy ‘la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor’…” (Juan 1:23). Después de seguir a Juan durante un tiempo, sus discípulos lo dejaron para seguir a Cristo. Pero eso no le importó, porque sabía cuál era su llamado. ¿Lo sabes tú? Podrás seguir “probando cosas” durante un tiempo, pero llegará el día en que tendrás que cerciorarte del llamamiento de Dios para tu vida y entregarte de lleno a ello.
Se cree que Pablo no era un gran orador: “Me acerqué a ustedes… con timidez y temblor… mi mensaje y mi predicación fueron muy sencillos…” (1 Corintios 2:3-4 NTV). Pero lo que le faltaba como orador lo compensaba con creces como escritor. En efecto, escribió la palabra inspirada por Dios para que otros pudieran predicarla.
Había algo poderoso en los escritos de Pablo. Cuando le metieron en la cárcel no reclamó un abogado, ni mejor comida porque no le gustara la de la prisión; lo que pidió fue papel y pluma para poder seguir escribiendo. De hecho, Pablo escribió hasta el final de su vida y gracias a ello, muchas vidas siguen siendo transformadas hoy mismo. ¡Qué legado tan formidable! Y todo gracias a que un hombre descubrió su llamado y se dedicó a cumplirlo. ¿Sabes tú cuál es tu llamado y te dedicas a ello? El escritor irlandés George Bernard Shaw escribió: “Para mí la vida no es una pequeña vela. Es como una antorcha magnífica que se me permite llevar durante unos momentos. Mientras la sostengo, quiero que brille lo más posible antes de pasársela a las generaciones futuras.”
Se cree que Pablo no era un gran orador: “Me acerqué a ustedes… con timidez y temblor… mi mensaje y mi predicación fueron muy sencillos…” (1 Corintios 2:3-4 NTV). Pero lo que le faltaba como orador lo compensaba con creces como escritor. En efecto, escribió la palabra inspirada por Dios para que otros pudieran predicarla.
Había algo poderoso en los escritos de Pablo. Cuando le metieron en la cárcel no reclamó un abogado, ni mejor comida porque no le gustara la de la prisión; lo que pidió fue papel y pluma para poder seguir escribiendo. De hecho, Pablo escribió hasta el final de su vida y gracias a ello, muchas vidas siguen siendo transformadas hoy mismo. ¡Qué legado tan formidable! Y todo gracias a que un hombre descubrió su llamado y se dedicó a cumplirlo. ¿Sabes tú cuál es tu llamado y te dedicas a ello? El escritor irlandés George Bernard Shaw escribió: “Para mí la vida no es una pequeña vela. Es como una antorcha magnífica que se me permite llevar durante unos momentos. Mientras la sostengo, quiero que brille lo más posible antes de pasársela a las generaciones futuras.”
¿Y para ti? ¿Tu vida es un pequeña vela o una antorcha gigante que alumbra a cada momento?
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