sábado, 8 de noviembre de 2014

Si, No, Espera

Pacientemente esperé al Señor, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. – Salmo 40:1.
Sean constantes en la oración. – Romanos 12:12.
De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré. – Salmo 5:3.
Me parece que fue ayer cuando Magali, la pequeña enferma de doce años, me decía con amargura: –No creo en Dios. Porque nunca me ha contestado cuando he orado. ¡Mire!, es mi tercera estancia en el hospital y no veo progresos.
Entonces, traté de explicarle que Dios puede responder de tres maneras diferentes: Naturalmente, una forma es diciendo “sí”, es decir, otorgando en seguida lo que pedimos. Pero también puede decir “no”, que quizá era lo que esta niña minusválida no comprendía. De hecho, Dios dice “no” por una única razón: por nuestro bien, el bien de nuestro corazón. Cuando el Señor cierra una puerta, sabe lo que hay detrás. “No”, es también, también una respuesta.
Él nos ama demasiado, en la medida de no ceder a todos nuestros caprichos y deseos. No siempre sabemos por qué dice “no”, pero lo que debe deleitarnos es pensar que Él sí lo sabe. Si a veces Dios dice “no” a nuestras oraciones, también puede decir: “Espera”.
¡Lástima!, un rasgo de nuestro carácter es ser impacientes, pero el Señor quiere desarrollar nuestra paciencia y someter nuestra voluntad a la suya. Esperemos y perseveremos sin dudar que nos contestará.
Él sabe lo que me hace falta, y en su amor quiero descansar. El misterio de toda cosa allí arriba lo va a revelar.


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