domingo, 19 de octubre de 2014

Restauración

Alfredo era hijo del profesor del Instituto Botánico de Barcelona, en España. Juntos visitaban los numerosos jardines que se pueden hallar en las montañas de Montjuic, como voluntarios para ayudar a cuidarlo, pero también lo hacían para admirar lo hermoso de la creación de Dios.
Un día, al visitar uno de esos hermosos huertos, el niño encontró una planta con su flor, que estaba algo marchita. En seguida llamó a su padre, quien de inmediato la sacó desde la raíz para trasplantarla a una maceta pequeña. La llevaron a casa para tratar de reanimarla cambiándole la tierra, el abono y sujetándola a un palito, que serviría de apoyo para que su frágil rama no terminara de romperse. Para finalizar, la regaron con un poco de agua esperando que el tallo no estuviera demasiado seco para absorber el líquido vital.
Pasaron dos días y parecía que no había resultados.
-  Papá, dijo el niño, ¿por qué no reacciona?, ¿será ya demasiado tarde?
-  No Alfredo, respondió su padre, lo que pasa es que es un proceso lento. La raíz necesita absorber todos los componentes necesarios del abono de la nueva tierra donde ahora, está plantada. La planta solo necesita tiempo para que su tallo, sus hojas y la flor se hidraten. Solo debemos tener paciencia.
Llegado el cuarto día, la flor ya había retomado su color natural, sus hojas se abrieron, sus pétalos tenían un color más brillante y hasta se podía sentir una leve fragancia al acercarse. Unas cuantas semanas, y la flor ya no necesitaba el palito y estaba echando raíces. Entonces, Alfredo y su padre la llevaron nuevamente al jardín para que siguiera creciendo y adornando el lugar.
Las personas que aman la naturaleza y en especial los botánicos, siempre intentan salvar a una planta que esté seca o al borde de morir. Para ellos es una reacción normal y aunque no intervinieron en la creación de toda la variedad de flores del mundo, ni tampoco se sienten dueños de todas ellas, siempre tratan de salvar a alguna que lo necesite.
¿Cuánto más no hará Dios que está en el cielo para con toda su creación, que es mucho más que plantas y arbustos? Él siente un profundo amor por la humanidad. Mateo 6:25-30
Muchas personas se hallan secas y al borde de una muerte espiritual. Algunas padeciendo adicciones a las drogas, al alcohol, sujetas a la pornografía y a la masturbación, otras con odio y resentimiento en el corazón, con pensamientos impuros, chismosas, con problemas familiares, económicos, tacañas o despilfarradoras, adúlteras o fornicarias, etc. Cada una con un problema diferente que ha secado su espíritu. Pero al llegar a los pies de Dios, han encontrado la fuerza para salir de esos males que los esclavizaba.
La restauración es un proceso similar al de la flor que encontró Alfredo, que necesitó de algún tiempo para terminar de absorber el abono y el agua que la ayudaron a revivir. De igual manera, una persona necesita permanecer confiada en Dios, absorbiendo lo que dice su palabra escrita y orando, para que Él actúe en medio del problema.
Jeremías 17:7-8 “Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.”
No importa la situación que te ha tocado vivir y el tiempo de restauración que tengas que afrontar con ella, porque permanecer en Dios es un proceso cuyo fin tiene la victoria asegurada.

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