“Luego el Espíritu lo impulsó a ir al desierto, donde Jesús fue tentado por Satanás durante cuarenta días. Estaba a la intemperie entre los animales salvajes, y los ángeles lo cuidaban..”(Marcos 1:12, 13. Nueva Traducción Viviente)
Las tentaciones siempre llaman a la puerta. Constituyen una de las estrategias de nuestro adversario espiritual, Satanás, para sacarnos del buen camino (1 Pedro 5:8). Recuerde que él siempre maquina de qué manera llevarnos a una caída moral, a un estancamiento o a un revés espiritual. Se ocupa en esa tarea las veinticuatro horas del día. Lo importante es identificar qué factores nos llevan a ser tentados y vencerlos.
¿De qué manera lo hacemos? Con la ayuda de Dios. Jamás venceremos la tentación únicamente por nuestras fuerzas. Recuerde que nuestra naturaleza humana está inclinada al pecado y, muchas veces, no solo acariciamos el pecado sino que nos solazamos con las tentaciones hasta que es demasiado tarde y sucumbimos a sus redes. El apóstol Santiago advirtió que es necesario reconocer que las tentaciones toman forma y se materializan en el pecado, porque no les ponemos freno a tiempo (Santiago 1:12)
Nuestro amado Salvador, el Señor Jesús, fue sometido a tentaciones pero venció. Lo logró por su íntima dependencia de Dios.
En la oración universal del Padre Nuestro, aprendemos sobre la importancia de depender de Dios para salir victoriosos sobre las tentaciones. Es cierto, existen; y resultan inevitables en muchos casos; no obstante, vencemos sobre ellas. ¿Cuándo? Cuando sometemos las tentaciones a las manos de Dios, en oración (Mateo 6:13) "Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
No se deje arrastrar por la corriente que le tienta a fallar. Dios desea llevarlo a la victoria sobre cualquier situación que le incline al pecado. Basta que se someta a Sus manos. Seguro que Él vendrá en su ayuda en el momento oportuno y de la manera indicada, porque todo lo podemos en Cristo, incluso vencer sobre las tentaciones (Filipenses 4:13)
Las tentaciones siempre llaman a la puerta. Constituyen una de las estrategias de nuestro adversario espiritual, Satanás, para sacarnos del buen camino (1 Pedro 5:8). Recuerde que él siempre maquina de qué manera llevarnos a una caída moral, a un estancamiento o a un revés espiritual. Se ocupa en esa tarea las veinticuatro horas del día. Lo importante es identificar qué factores nos llevan a ser tentados y vencerlos.
¿De qué manera lo hacemos? Con la ayuda de Dios. Jamás venceremos la tentación únicamente por nuestras fuerzas. Recuerde que nuestra naturaleza humana está inclinada al pecado y, muchas veces, no solo acariciamos el pecado sino que nos solazamos con las tentaciones hasta que es demasiado tarde y sucumbimos a sus redes. El apóstol Santiago advirtió que es necesario reconocer que las tentaciones toman forma y se materializan en el pecado, porque no les ponemos freno a tiempo (Santiago 1:12)
Nuestro amado Salvador, el Señor Jesús, fue sometido a tentaciones pero venció. Lo logró por su íntima dependencia de Dios.
En la oración universal del Padre Nuestro, aprendemos sobre la importancia de depender de Dios para salir victoriosos sobre las tentaciones. Es cierto, existen; y resultan inevitables en muchos casos; no obstante, vencemos sobre ellas. ¿Cuándo? Cuando sometemos las tentaciones a las manos de Dios, en oración (Mateo 6:13) "Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
No se deje arrastrar por la corriente que le tienta a fallar. Dios desea llevarlo a la victoria sobre cualquier situación que le incline al pecado. Basta que se someta a Sus manos. Seguro que Él vendrá en su ayuda en el momento oportuno y de la manera indicada, porque todo lo podemos en Cristo, incluso vencer sobre las tentaciones (Filipenses 4:13)
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