martes, 23 de septiembre de 2014

¿Qué dice la Biblia acerca del orgullo?

Existe una diferencia entre la clase de orgullo que Dios odia (Proverbios 8:13), y la clase de orgullo que sentimos acerca de un trabajo bien realizado. La clase de orgullo que procede de la presunción es pecado, y Dios la aborrece porque es un obstáculo para buscarle a Él. El Salmo 10:4 explica que los orgullosos están tan llenos de sí mismos, que sus pensamientos están lejos de Dios. “El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; no hay Dios en ninguno de sus pensamientos.” Esta clase de orgullo altanero es lo opuesto al espíritu de humildad que Dios busca: “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.” (Mateo 5:3). Los pobres de espíritu” son aquellos que reconocen su total bancarrota espiritual y su inhabilidad para venir a Dios aparte de Su divina gracia. Los orgullosos, por otra parte, están tan cegados por su soberbia, que piensan que no tienen necesidad de Dios o incluso peor, que Dios debe aceptarlos como son porque merecen ser aceptados.

A través de toda la Escritura, se nos habla acerca de las consecuencias del orgullo. Proverbios 16:18-19 nos dice que, “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu. Mejor es humillar el espíritu con los humildes, que repartir despojos con los soberbios.” Satanás fue echado del cielo por su orgullo (Isaías 14:12-15). Él tuvo la egoísta audacia de intentar reemplazar a Dios mismo, como el legítimo gobernante del universo. Pero Satanás será lanzado al abismo del infierno en el juicio final de Dios. Para aquellos que se levantan desafiantes contra Dios, no les espera nada más que el desastre, “Porque yo me levantaré contra ellos, dice Jehová de los ejércitos, y raeré de Babilonia el nombre y el remanente, hijo y nieto, dice Jehová.” (Isaías 14:22).

El orgullo ha impedido que mucha gente acepte a Jesucristo como su Salvador personal. El hecho de rehusar admitir el pecado y no reconocer que, en nuestras propias fuerzas no podemos hacer nada para heredar la vida eterna, ha sido una piedra de tropiezo para la gente soberbia. No debemos gloriarnos de nosotros mismos, y si queremos glorificar algo, debemos proclamar la gloria de Dios. Lo que decimos de nosotros mismos, no significa nada en la obra de Dios. Es lo que Dios dice acerca de nosotros, lo que hace la diferencia (2 Corintios 10:13).
¿Por qué es el orgullo un pecado tan grande? El orgullo es darnos el crédito a nosotros mismos por algo que Dios ha hecho. El orgulloso toma para sí, la gloria que solo le corresponde a Dios. El orgullo es en esencia una auto-adoración. Pero cualquier cosa que hayamos hecho en este mundo, no habría sido posible si Dios no nos hubiera permitido realizarla. Eso es por lo que le damos la gloria a Dios, porque solo Él la merece.



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