Orar de manera efectiva no es algo que sepamos hacer de manera natural; para la mayoría de los creyentes es algo que necesitamos aprender. De hecho, uno de los discípulos que caminó con el Señor Jesús le pidió ayuda en cuanto a este asunto (Lucas 11.1).
A menudo escuchamos peticiones centradas en bendiciones, salud y protección. Y aunque está bien orar por cosas como ésas, hay otra manera más poderosa de orar: utilizar la Sagrada Escritura para hablar con el Padre celestial.
El apóstol Pablo es el autor de este pasaje Colosenses 1;9-10. Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; nos muestra las peticiones específicas que llevó al Señor en cuanto a la iglesia en Colosas. Ellas también se aplican a nosotros en la actualidad.
Pablo rogó a Dios que los cristianos de Colosas...
• Entendieran el plan de Dios para sus vidas. Aunque el Señor normalmente no revela todo de inmediato, dará a quienes le buscan, suficiente información para que confíen en Él y obedezcan su dirección.
• Anduvieran de una manera digna de Cristo y agradable a Él. Pablo anhelaba ver que las vidas de los colosenses estuvieran conforme a la verdadera identidad espiritual (Gálatas 5.22, 23).
Uno de los regalos más grandes que podemos dar, es orar por una persona. Y no hay una manera más poderosa de hacerlo que con las palabras de la Sagrada Escritura.
Colosenses 1.9-14 es un bello ejemplo de un pasaje de cómo orar por nuestros seres queridos y por nosotros mismos ante el trono de Dios.
Las otras cuatro condiciones que Pablo rogó a Dios para los cristianos de Colosas fueron:
• Llevaran fruto en toda buena obra (verso 10). El Señor desea que nuestras acciones lo glorifiquen. Parece ser que todos estamos muy ocupados, pero ¿tiene valor eterno lo que hacemos?
• Crecieran en el conocimiento de Dios (verso 10). Hay mucha información bíblica disponible en libros, predicaciones e Internet. Pero el apóstol no estaba sugiriendo que los creyentes conocieran hechos en cuanto a Cristo. Habla de un conocimiento espiritual, no intelectual.
• Fueran fortalecidos con el poder de Dios (verso 11). Somos débiles cuando nos apoyamos en nuestras propias fuerzas. A veces, es necesario que el Señor nos ponga de rodillas para que le entreguemos el control y confiemos en su poder. Mantener la confianza y el enfoque en medio de las dificultades, requiere un poder más allá de nuestras fuerzas.
• Se mantuvieran agradecidos (verso 12). Cuando entendemos de dónde provienen todas las cosas buenas, podemos vivir con gratitud. El contentamiento y el gozo tienen su origen en un corazón agradecido, no en las circunstancias.
Por el trajín del mundo de hoy, la oración muchas veces es dejada fuera de nuestra agenda. Pero la comunión con el Señor es vital para tener una buena relación con Él. Recuerde que, orar por nuestros seres queridos ante el trono de Dios, es mucho más importante que otras tareas que parecen más apremiantes.
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