martes, 30 de septiembre de 2014

La diferencia entre una desgracia y un desastre - Reflexiones

Durante la segunda mitad del siglo XIX, dos hombres fuertes e ilustres compitieron por el liderazgo del gobierno de Gran Bretaña: William Gladstone y Benjamín Disraeli.
Los dos políticos eran rivales formidables. El siguiente comentario de Disraeli te permitirá entender cómo se sentía uno respecto al otro:
"¿La diferencia entre una desgracia y un desastre? Si Gladstone se cayera al río Támesis, sería una desgracia; pero si alguien lo sacara, sería un desastre".
Mucha gente cree que Gladstone, líder del Partido Liberal durante tres décadas, personificaba las mejores cualidades de la Inglaterra victoriana. Era un servidor público profesional, un gran orador, especialista en finanzas y un hombre de moral intachable.
Fue Primer Ministro del Reino Unido en cuatro períodos diferentes, la única persona en la historia de la nación en lograr tal honor. Bajo su liderazgo, Gran Bretaña estableció un sistema de educación nacional, instituyó reformas parlamentarias, y vio cómo se permitía votar a un número importante de gente de las clases obreras.
Por contra, Benjamín Disraeli, quien sirvió dos veces como Primer Ministro, tenía un trasfondo diferente. Entró a la política cuando tenía unos treinta años, haciéndose con una muy buena reputación como diplomático y reformador social. Pero su logro más grande fue dirigir la compra por parte de Inglaterra, de acciones en el canal de Suez.
Aunque ambos hombres hicieron mucho por Gran Bretaña, lo que les separaba realmente como líderes, era su acercamiento a la gente.
La diferencia se puede ilustrar por una historia contada por una joven que cenó con cada uno de ellos, en dos noches consecutivas. Cuando se le preguntó su impresión de ellos, dijo: "Cuando salí del salón después de haber estado sentada cerca del señor Gladstone, creía que él era el hombre más inteligente de Inglaterra. Pero después de haber estado sentada cerca del señor Disraeli, creía que yo era la mujer más inteligente de Inglaterra".
Disraeli poseía la cualidad de atraer a la gente hacia él y hacer que quisieran seguirlo. Tenía carisma.
La mayoría de la gente piensa que el carisma es algo místico, casi indefinible. Que es una cualidad de nacimiento y que, por lo tanto, no se puede adquirir, pero eso no es cierto.
El carisma es la habilidad de atraer a la gente hacia sí mismo. Y como otras características del carácter, se puede desarrollar.
El verdadero carisma lo da Dios a través de su gracia y de su Espíritu. El Carisma del Espíritu podrá tocar vidas.
Mas el Señor estaba con José, y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el egipcio. Genésis 39:2
Así halló José gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía. Genésis 39:4

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