Hace unos años, un grupo de eruditos de una sociedad bíblica, me contrató para asesorarles en un proyecto de comunicaciones. El honor era inmenso y la verdad fue que aprendí más de ellos que ellos de mí. Fui yo el que debió pagarles por su amor, ejemplo y las espectaculares lecciones de teología que recibí.
Esta experiencia la cuento con frecuencia, en mis conferencias a comunicadores, porque no sólo corroboré que a mayor sabiduría mayor humildad, sino porque incluso a auténticas eminencias, a enciclopedias ambulantes como éstas, hay que decirles siempre la verdad, aunque de manera dulce, sin atacarlos. Y eso hice, les dije que aunque super-interesantes, también eran super-aburridos.
Gracias a Dios no me echaron a patadas y pudimos sacar adelante un proyecto para enseñar al público común y corriente, conceptos teológicos complicados. Les propuse seguir el ejemplo de Jesús y hacer lo difícil sencillo. Jesús ha sido el teólogo más grande que ha existido, sin embargo, sus conferencias eran tan profundas y veraces, que los doctores de la ley no lo podían sorprender en ningún error para acusarlo. Era tan didáctico, que los campesinos le entendían. Y tan ameno, que los niños, público indisciplinado de por sí, lo seguían.
Si alguno de los famosos pastores cristianos que existen hoy en día, me llamara a su oficina y me dijera: “Ayúdame, hermano, a hacer un proyecto de comunicaciones nuevo”, yo le diría con toda confianza: Mira hermano, te voy a hablar como amigo, como comunicador y como cristiano. Si te gusta mi proyecto, trabajamos, si no, tranquilo, nada ha pasado.
Como amigo te voy a decir que dejes de auto-promocionarte. Si lo que quieres es hacerte más famoso, tener la iglesia más grande, vender tus libros y vídeos como nuevos, y que te inviten a los más importantes congresos religiosos del mundo como ponente, sigue como vas, no hay problema. Sigue comprando equipos, tecnología y pagándoles el mismo sueldo a todos esos chicos recién salidos de una facultad de comunicaciones. Total, la gente te va a seguir respaldando con su apoyo porque te quiere, porque ama la obra de Dios y desean seguir viéndote predicar en la televisión y la radio, lo que ellos ya escucharon el domingo anterior en la iglesia. Ahora bien, si estás dispuesto a morir a tu ego, a vivir anónimamente, a no aparecer ni en la radio, ni en la televisión, ni en las revistas, ni en páginas de internet, y a invertir todo el dinero que la gente te está dando, en pagar sueldos decentes a tus empleados y en desarrollar ideas creativas de comunicaciones, pues hermano... puedes contar conmigo. Pero eso sí, te aclaro, vamos a trabajar centrados en Dios y en su mensaje, no en el mensajero. El mensajero tiene que aguantarse con ser anónimo, y eso es duro, es una bofetada para un líder.Si alguno de los famosos pastores cristianos que existen hoy en día, me llamara a su oficina y me dijera: “Ayúdame, hermano, a hacer un proyecto de comunicaciones nuevo”, yo le diría con toda confianza: Mira hermano, te voy a hablar como amigo, como comunicador y como cristiano. Si te gusta mi proyecto, trabajamos, si no, tranquilo, nada ha pasado.
Como comunicador, te diré que estamos metiendo "la pata a fondo" en el manejo de las comunicaciones para Dios. Si el Señor no fuese misericordioso, ya nos habría puesto una demanda por daños y perjuicios. Si estuvieses contratado por la Coca Cola o la Pepsi como asesor de imagen y publicidad, y la gente comenzase a pensar cosas malas de sus productos, no solamente te cancelarían el contrato sino que te meterían una demanda con una docena de abogados, por el grave perjuicio que les has causado a su marca y prestigio. Esa gente ha invertido millones y millones de euros en construir una buena imagen en torno a su producto, de manera que no van a aguantar que llegues tú y les estropees el trabajo de tantos años. Ahora piensa en esto: a Dios, redimir a la humanidad, le costó la sangre de su mismísimo Hijo Jesucristo. Y ahora nos ha pedido a nosotros, que comuniquemos esa buena noticia al mundo, que le digamos a la gente que Dios les ama y que desea darles vida, y vida en abundancia. E incluso nos ha mandado al Espíritu Santo para que sea nuestro ayudador. ¿Y qué hemos hecho?
Hemos usado su obra redentora, su mensaje y su Espíritu Santo para anunciarnos a nosotros mismos. En lugar de usar los medios de comunicación para anunciar a Dios y su evangelio, lo que hacemos es promocionarnos a nosotros mismos, a nuestras iglesias y nuestros ministerios. Y ni siquiera hemos mostrado el cristianismo como un estilo de vida a seguir las 24 horas diarias, no, lo que estamos mostrando en los medios de comunicación, son nuestros cultos dominicales de dos horas.
¿Qué crees que va a pensar el público en general, de Dios y su evangelio? Pues que es una religión más como todas las demás. Podemos sacarnos las amígdalas gritando a los cuatro vientos que el cristianismo no es una religión, sino una relación con Cristo, un estilo de vida, pero todo irá a la basura cuando la gente vea que lo que único que mostramos en los medios de comunicación cristianos, son nuestros servicios religiosos, nuestra liturgia, no una nueva vida en Cristo.
Y finalmente, te hablo como cristiano. ¿Por qué no le pedimos perdón a Dios por el mal manejo que le hemos dado a su Oficina de Comunicaciones en el Planeta Tierra, y le suplicamos de rodillas, todos unidos, que nos dé su creatividad para corregir y hacer unas comunicaciones nuevas, que impacten al mundo no cristiano?
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