miércoles, 17 de septiembre de 2014

Jesús Resucita todo

“Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús: –Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: –Señor, hiede ya, porque lleva cuatro días. Jesús le dijo: –¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?” Juan 11:38-40
Lázaro había muerto. Habían pasado cuatro días. Todo había acabado. La esperanza de sus familiares era volver a verlo en otra vida, en la eternidad.
Lázaro representa nuestros sueños frustrados, proyectos inconclusos, relaciones destrozadas, anhelos no cumplidos.
resucito
Todos tenemos lázaros que han muerto, que están ya enterrados. No se nos pasa ni siquiera por la cabeza la idea de volver a tenerlos. Los dejamos encerrados en una tumba, pero muchas veces vienen a nuestros recuerdos y nos hubiera gustado que hubieran tenido otro final.
¿Cuál es tu Lázaro?
  • ¿Crees que ya es tarde para tener otro hijo?
  • ¿Tu matrimonio ya no tiene arreglo?
  • ¿No hay forma de completar esos estudios que dejaste hace tantos años?
  • ¿Arreglar esa enemistad familiar que no sabes cómo acabar con ella?
  • ¿O esa enfermedad que te dicen que debes vivir con ella para siempre?
Este relato bíblico inicia diciendo: “Jesus, otra vez muy conmovido”  ¿Por qué estaba tan conmovido Jesus? Porque tenía una situación pendiente con sus amados amigos; Jesús amaba a su amigo Lázaro, y también amaba mucho a Marta y María. El dolor de ellas ahora era también su dolor.
Recuerda los episodios mencionados en la Biblia, sobre cómo Marta y María cuidaban y atendían a Jesús. Cómo María había derramado aquel perfume caro en los pies de Jesús, secándolos con sus cabellos. Muchos de nosotros hemos hecho esto con Jesús, y por tal razón Él está muy conmovido por nuestra situación. No importa lo profundo que estés enterrado ni el tiempo que haya pasado, que Jesús viene hoy a tu encuentro.
Jesús comienza a dar las indicaciones para que el milagro suceda. Jesús dijo: Quita la piedra. ¿Qué es la piedra? Es eso que utilizamos para tapar nuestra frustración. Esa actitud o pensamiento que tenemos para ocultar lo perdido y aparentar que todo sigue bien. Esa piedra debe ser removida para que salga lo real. Reconócelo y admite tu verdadero anhelo.
Pero para quitar la piedra primero hay que creer. Marta le dijo a Jesús “pero ya huele mal, hace mucho que murió, y Jesús le contestó –¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios? Y entonces quitaron la piedra.”
Jesús no les dijo lloren más, clamen más, oren más, hagan más obras… nada de eso, les dijo “hay que creer”.
Si usted ya lo cree, entonces dele gracias al Padre. Visualice la resurrección de su Lázaro, e imagínelo tal como usted desea tenerlo. Recorte una imagen que proyecte su anhelo y póngala donde la vea siempre. Y dé gracias a Dios por ello aunque aún no lo vea con sus ojos físicos.
No importa si aquello pasó antes de que fueras seguidor de Jesús. Tal vez dijeras “Si yo hubiera sido cristiano aquello no me habría pasado, si yo hubiera sido cristiana no habría actuado de tal forma. Mis hermanos, Dios tiene cuidado de su creación, a Él no le sorprende nada de nosotros. Él conoce los tiempos.
Nada de lo vivido ha sido en vano. Hoy has madurado y estás viéndolo desde otro punto de vista, precisamente por todo lo que ya viviste, y eso te ha hecho ser la vasija restaurada que Cristo está trabajando.
Dios es especialista en hacer excepciones. Para Él nada es imposible.
Quizá haya gente a tu alrededor, que te ha acompañado en tus sentimientos diciéndote qué pena lo que pasó, lo lamento mucho, confórmate. Pues diles: -Gracias; pero hoy cambio mis sentimientos por la fe. ¡Tu fe te hará creer; tu fe te hará ver la gloria de Dios en tu vida!
Amado Jesús, mi Lázaro murió hace mucho tiempo; pero yo sé que Tú puedes resucitarlo, Señor. Ciertamente, Tú has tardado en darme esa respuesta, pero ha sido para glorificarte. Glorifícate hoy en mi vida. Resucita lo que yo creí que estaba muerto. Yo creo en ti y en lo que puedes hacer. Amén.

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