Este verso nos alerta y nos previene de cómo saber si algunas acciones o proyectos son de parte de Dios. Dice que los planes de los hombres se desvanecen pronto; pero los de Dios permanecen.
Es bueno tomarse un tiempo para analizar algunas acciones u obras que deliberadamente, ponemos en marcha. Muchos de los proyectos que implementamos se desvanecen aunque lo intentemos una y otra vez; no prosperan o se detienen sin aparente razón lógica. A pesar que estos pueden ser planes buenos, lo correcto es determinar si son planes bajo la voluntad de Dios.
Recordemos que en la guía de oración dejada por nuestro redentor, Jesús cita lo siguiente: “…Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.” (Lucas 11:2RVR). Nosotros como creyentes, somos la tierra, y debemos siempre rogar a Dios que su voluntad se cumpla en nosotros. Nunca debemos pedir a la inversa, pues Dios siempre tiene mejores planes que los nuestros.
Evaluemos hoy todos los proyectos y decisiones a tomar de nuestra agenda personal. Si preparamos los proyectos a nuestra manera y luego los ponemos delante de Dios para que Él los bendiga, estamos actuando a la inversa; primero debemos preguntar a Dios qué planes tiene para nosotros, y rogar que en nuestro corazón esté el hacer Su voluntad. Si actuamos de esta manera no tendremos que luchar con Dios, y seguro que algunas cosas comenzarán a ordenarse de manera más satisfactoria en nuestras vidas.
¿Cuáles son sus planes? ¿Serán planes de hombres o son planes de Dios?
Señor quiero que Tu Voluntad se haga en mi vida.
Señor mira mis planes, proyectos y decisiones. Si alguno está fuera de tu voluntad, te pido perdón por estar luchando contra ti. Te entrego cada uno de mis proyectos actuales y futuros, para que Tú decidas cómo debo actuar en adelante. Revélame, Padre bueno, tus planes para mi vida, te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
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