jueves, 28 de agosto de 2014

El arma de la alabanza

No subestime nunca la importancia de la alabanza. Es una de las armas espirituales más poderosas que usted tiene. La alabanza es más que un canto agradable o unas pocas palabras de elogio a Dios. Es algo más. La alabanza le lleva a la misma presencia de Dios. Y cuando la presencia de Dios entra en escena, sus enemigos son echados fuera. Entonces, la enfermedad y la dolencia no pueden permanecer en su cuerpo. Tampoco la pobreza puede permanecer en su casa. Hasta el cansancio físico tiene que huir cuando se enfrenta con la verdadera alabanza, plena de gozo.
Yo lo sé por experiencia. Hace años, cuando el trabajo me absorbía, tuve una verdadera batalla con el agotamiento. Ministré e impuse mis manos sobre los enfermos durante tantas horas, que cuando la reunión había terminado me sentía físicamente débil hasta para concluir el culto. Entonces, en otra reunión, descubrí el poder de la alabanza.
Acababa de orar por aquellos que estaban en la fila de oración y, como de costumbre, estaba exhausto. Pero en vez de descansar, el Espíritu del Señor me dio a conocer que lo que necesitaba era regocijarme en el Señor. Así lo hice. Comencé a alabar al Señor con todo mi corazón, mente y cuerpo. El cansancio se fue y fui investido de poder con la presencia de Dios.
La próxima vez que el diablo trate de ahogar su eficacia y de menguar su fortaleza, la riqueza y la victoria que son suyas estando en Jesús, rechácelo con esta poderosa arma. Levante sus manos, su voz y todo su corazón, y alabe a Dios.
Salmo 9:1-3 - Te alabaré, Jehová, con todo mi corazón. Contaré todas tus maravillas. Me alegraré y me regocijaré en ti; cantaré a tu nombre, Altísimo. Mis enemigos se volvieron atrás; cayeron y perecieron delante de ti.

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