lunes, 7 de julio de 2014

¿Qué significa entrar en la presencia de Dios?

Entrar en la presencia de Dios es estar en comunión con Dios. Y comunión significa intimidad con nuestro Padre celestial.
En nuestras Iglesia, esta frase se usa para referirse a la adoración y a la oración. Muchos no entienden lo que realmente significa porque a menudo declinan hacer una auténtica reverencia a Dios. Al no haber arreglado las cuentas con Dios en la semana, y llegando el domingo, apresuradamente piden perdón camino a la iglesia.
Al llegar a la puerta ya se está listo para unirse en oración a los otros creyentes. Tratan a la preciosa sangre de Jesús, como si cubriera temporalmente sus inmundicias, y así pecar una y otra vez, en lugar de amar a Jesús; hacemos uso de Él.
Pero Dios no quiere que lo usemos a Él como un seguro de protección contra el infierno. Él quiere una relación, no una religión. Él quiere ser un Padre para nosotros. Quiere comunión con nosotros.
Entrar en la presencia de Dios es estar en comunión con Dios. Comunión significa intimidad con nuestro Padre celestial, por medio de la cual expresamos nuestro amor por Él, descubrimos Su voluntad, y, entonces la hacemos. Es entrar en la mente y el corazón de Dios mismo, para llegar a ser uno con Él y Sus propósitos. En este sentido, acercarse más a Dios no es sencillo.
La llave para entrar
Cuando hablamos de buscar a Dios, debemos hablar de santidad, la cual es crucial porque “sin santidad nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). Jesús enfatizó esta verdad: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” (Mateo 5:8). Se refieren a ver a Dios cotidianamente, o sea, tener una íntima relación de amor con Él y entrar en Su presencia para conocer Su mente y corazón. Fue durante su primera enseñanza pública, cuando Jesús dijo que el de corazón puro verá a Dios, (Mateo 5). No se estaba refiriendo a nuestra muerte y de ver a Dios en el cielo, sino a las actitudes con las que debemos vivir cada día en esta tierra. Nos estaba diciendo cómo permanecer en unidad con Dios.
¿Qué significa ser de limpio corazón?
Limpio es sinónimo bíblico de santo. Por eso Jesús decía: “Bienaventurados son los de corazón santo, porque ellos verán a Dios”. Santo significa “apartar”, “depurar”, "elegir". Cuando eres puro de corazón, tu mente está puesta en Dios y en Sus caminos. “Porque yo soy Jehová vuestro Dios, vosotros por tanto os santificaréis (pónganse aparte ustedes mismos) y seréis santos, porque yo soy santo” (Levítico 11:44). “…Yo soy Jehová que os santifico” (Levítico 20:8). (Juan 17:17; Efesios 5:26).
La santidad tiene que ver con la separación, con que te sujetes a Dios y no te dejes influenciar por las personas que no se sujetan a Él y que tampoco creen en Su Palabra. En esencia, lo que Dios dice es: Si ustedes son santos, entonces Yo mismo me manifestaré ante ustedes. Si estás convencido de que Él hará lo que te ha prometido, si eres puro en lo que has creído y en lo que haces, entonces verás a Dios manifestado.
La santidad no es una característica mística y misteriosa, sino práctica y real. Santidad significa integridad. Dios tiene integridad porque lo que Él dice, hace y es, son lo mismo. Dios lo es siempre y lo que Él dice siempre lo hará, porque Él es uno en Sí mismo. En el Antiguo Testamento, si alguien entraba a la presencia de Dios sin estar santificado, moría. Dice el Señor: “Los limpios de corazón me verán” (Mateo 5:8). Aquellos que están impuros no pueden ver a Dios. Cuando vamos a Dios en oración, debemos tener la misma integridad entre lo que decimos y lo que Él hace, porque la santidad es decir la verdad y luego vivir la verdad. (Jeremías 29:13). Si queremos encontrar a Dios, debemos ser claros en nuestros deseos de encontrarlo (Génesis 32:24-30).
Si no le buscas a Él con todo tu corazón, mente, pasión y atención, y si luego Dios se presenta, significaría que Él no está siendo fiel a Su Palabra, porque Él ha dicho que Él solamente vendrá si le buscas con todo tu corazón. Y si Dios no fuera fiel a Su Palabra, estaría actuando de manera impía. Si no contáramos con que Dios haga lo que Él dice que hará, no podríamos confiar nunca más en Él. Él tiene que ser siempre fiel a Su Palabra, aunque esto signifique no contestar las oraciones que hagamos sin entusiasmo y sin creer.
Si buscas a Dios con todo tu corazón, mente y conciencia, si le buscas con todo lo que hay en ti, Él promete que le encontrarás y te deleitarás de estar en Su presencia.

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